NATURALEZA O CULTURA


Un aspecto importante en la cuestión de la relación entre naturaleza y cultura es la existencia de grupos humanos tan primitivos que aún parecen anclados en aquel estadio que consideraríamos más natural, alejado de las formas culturales que consideramos civilizadas. Nos topamos con ideas tales como el alma primitiva o los pueblos naturales. Son nociones problemáticas, que abren una vía de discusión en la antropología cultural con prolongaciones en la filosofía de la cultura. Toda forma de cultura parece alejarse de la naturaleza, se contraponen los pueblos salvajes, que habitan la selva o el bosque, a los pueblos civilizados, que habitan la ciudad. Pero no puede ser una contraposición claramente delimitada, porque en esos pueblos que aún parecen anclados en la naturaleza podemos hallar también rasgos de cultura.
Consideremos el asunto a raíz del libro de Adolf Tüllmann, Vida amorosa de los pueblos naturales, (1960; Barcelona, Círculo de Lectores, 1971). Aquí se define la noción de pueblos naturales como aquellos opuestos a los pueblos civilizados (no necesariamente occidentales), contaminados por una forma civilizada de cultura, una forma sofisticada (aunque a veces creemos que vivimos de modo natural, creemos que somo naturales cuando en realidad hemos construido formas de vida artificiales o culturales, aunque sobre la base de lo natural). Puede ocurrir que dentro del espacio de una cultura civilizada sobreviva un pueblo natural. Pueblos naturales son:

Aquellos que viven en plena naturaleza y se hallan ligados a ella de un modo especial. Esta relación de dependencia tiene en ellos como consecuencia una difícil lucha por la existencia y unas ideas religiosas completamente diferentes de las que encontramos en los pueblos civilizados, aunque muchas de esas ideas hallen también eco entre nosotros.

Los pueblos naturales viven en ordas o comunidades pequeñas, y este dato es importante, y por ello generan rasgos culturales particulares de cada grupo, y grandes diferencias de un grupo a otro. En otro lugar los define así:

Grupos étnicos que viven en especial dependencia de la naturaleza y que no relacionan los fenómenos y las cosas con causas naturales, sino que tienden a buscar explicaciones supranaturales.

Esta noción de pueblos naturales es controvertida, porque es muy difícil concretar el punto en que lo natural deviene civilizado, o situar dónde está la frontera de la sofisticación, dónde está la de los primitivo. Suena a Spengler. El propio Tüllmann recurre al tópico de “la superior cultura intelectual” de los pueblos civilizados. El único punto claro de esta idea es el de la dependencia respecto del medio natural, reflejo de la tensión entre naturaleza y cultura como factores esenciales en la evolución humana. En consecuencia, podemos observar que incluso los pueblos más naturales han desarrollado formas de cultura, y que esas formas, por primitivas que sean, contienen algún elemento de sofisticación añadido a lo que aún es natural e innato. Lo aprendido es una especie de construcción hecha sobre los fundamentos de lo natural. Por ejemplo, las investigaciones de Eibl-Eibesfeldt sobre las formas del saludo con la mano. Estas conductas pueden remontarse a los primates, y en los pueblos que Tüllmann denomina naturales adquieren toda una serie de ritualizaciones añadidas al acto simple del contacto con las manos, ritualizaciones que implican una cierta sofisticación en relación con el acto animal. Por lo tanto, algo que ya es cultural y que se aprende y se transmite, y se superpone, hasta anularlo, al gesto natural heredado.
Tüllmann advierte que podemos confundir esto que él llama pueblos naturales con otros conceptos cuyo uso puede ser problemático:
  • Pueblos primitivos o indígenas (no es lo mismo que no-civilizado)
  • Pueblos sin escritura (hay pueblos naturales que usan la escritura)
  • Pueblos sin historia (hay pueblos naturales que conservan memoria de su pasado)
  • Pueblos salvajes (para Tüllmann es una palabra incorrecta, pero olvida la referencia implícita al bosque o la selva, es decir, a lo natural)
Para definir mejor este concepto, Tüllmann recurre a una clasificación sobre los pueblos naturales basada en Richard Thurnwald, según la idea de horizontes de cultura, es decir, según la forma de procurarse alimentos y no según las formas culturales particulares generadas por estas comunidades. Se trata de un criterio puramente naturalista, para distinguir tres formas simples de pueblos naturales:
  • Capturadores de alimentos salvajes o silvestres (cazadores, pescadores, recolectores).
  • Cultivadores del suelo (más algún indicio de cría de ganado). Son los pueblos naturales más abundantes.
  • Pastores, que viven casi exclusivamente de la cría del ganado.


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