HERÁCLITO EN POCAS LÍNEAS (Lord Acton, 1877)


Heráclito se quejaba de que las masas eran insensibles a la verdad y no sabían que un hombre bueno vale más que miles, pero apoyaba el orden imperante sin superstición. La lucha, decía, es la fuente y dueña de todas las cosas. La vida es un continuo movimiento, y la quietud, muerte. Nadie puede zambullirse dos veces en la misma corriente, pues ésta fluye y pasa continuamente y nunca es la misma. La única cosa estable y cierta en medio del cambio es la razón soberana y universal, que puede no ser percibida por todos los hombres, pero que es común a todos. Las leyes no se fundan en autoridad humana, sino en la ley divina de la cual derivan. Estas afirmaciones, que nos recuerdan las nociones generales de verdad política que hemos encontrado en los libros sagrados y nos llevan a las recientes enseñanzas de nuestros contemporáneos más ilustrados, requerirían amplios análisis y comentarios. Heráclito es, por desgracia, tan confuso que ni Sócrates pudo comprenderlo, y yo no podría pretender haberlo logrado.

FUENTE: Lord Acton, Historia de la libertad en la Antigüedad (1877).


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