LENIN Y EL EMPIRIOCRITICISMO (1909)


En 1909 se publica la obra de Lenin titulada Materialismo y empiriocriticismo. En ella se adentra el revolucionario en el campo de la filosofía, con fortuna diversa, polemizando con las nuevas corrientes que han llegado al partido socialdemócrata ruso. Pero la crítica de Lenin al empiriocriticismo no tiene un sentido exclusivamente filosófico, aunque no carezca de este, pues la necesidad de profundizar en las bases filosóficas del marxismo era necesaria en aquel momento debido por un lado al atasco del materialismo dialéctico frente al progreso presentado por la ciencia burguesa y, por otro, a la crisis de los modelos clásicos del pensamiento, que impulsaba el resurgimiento de idealismos poco afines al marxismo, por demasiado utópicos.

El empiriocriticismo fue identificado por Lenin como uno de esos idealismos que comenzaban a introducirse entre muchos de los socialdemócratas más radicales, los futuros bolcheviques (el partido no se fundó hasta 1912), que comenzaron a seguir a Ernst Mach y a Avenarius, y por eso se les llamó machistas. Sin dejar de lado la crítica filosófica, no se puede obviar el componente político e ideológico de esta llamada de atención por parte de Lenin, pues se centró más en los seguidores bolcheviques del empiriocriticismo que en el empiriocriticismo en sí. En cierto sentido, esta era la razón que más podía interesar a un dirigente revolucionario: dejar su campo de acción libre de ideas que pudieran representar un obstáculo a sus objetivos. Así, la polémica que genera Lenin tiene un sentido de desplazamiento político. De hecho, después de este proceso de crítica, el líder de los machistas, Bogdánov, fue expulsado del partido, en 1909.

El empiriocriticismo es una corriente filosófica creada por Mach y Avenarius, de carácter idealista, en el sentido que sostiene que los enunciados empíricos hacen referencia sólo a los datos de los sentidos, pero llegando a prescindir de toda verificación empírica; es antimaterialista, y por ello contradictoria con el materialismo marxista. Pero el empiriocriticismo no es una metafísica, no se refiere a la realidad, al mundo, sino que afronta los problemas de los instrumentos humanos para el conocimiento del mundo, es un análisis del lenguaje muy influido por Kant, en tanto que es consciente de que no habla del mundo material y social, sino de las teorías y los conceptos científicos, que sí hablan del mundo, de su estructura interna y su funcionamiento como lenguaje, intentando una comprensión cabal de los modos de construirse las teorías científicas.


La discrepancia política reflejaba el hecho de que entre Lenin y los machistas había una diferente concepción del mundo y del socialismo. Estos pretendían modernizarlo aportando ideas que superasen el atascado mecanicismo dialéctico de Engels, y aquel pretendía librarlo de estas ideas porque son, y en eso acierta, idealistas y antimaterialistas. Por lo demás, el enfrentamiento filosófico acaba siendo lastrado por concepciones rígidas, engelsianas: el empiriocriticismo fue presentado como una filosofía tradicional, cuando no lo era, y Lenin confundió a Mach con Berkeley y con el idealismo más reaccionario.

Así, el empiriocriticismo fue, en manos de Lenin, el producto de la cultura académica moderna que más ha sufrido de rápidas resoluciones, sin ocasión para juzgar los matices filosóficos que podía contener. Teniendo en cuenta que Mach no era materialista, en tanto que no hablaba del mundo, Lenin lo asigno al idealismo berkeliano sin más, reflejo en él de la ideología de la clase dominante, a pesar de que un sector del bolchevismo seguía esta misma senda.

La formalidad de los planteamientos de Mach es para Lenin signo de superficialidad filosófica, pero no capta que esa formalidad es propia de un lenguaje que no habla del mundo, sino del propio lenguaje; confunde una teoría analítica con una vieja doctrina sobre el mundo. Los otros bolcheviques, empero, tampoco entendieron a Mach, al que consideraron como un nuevo materialista que habría de renovar la atrasada visión de Engels.

Pero en tanto que todos ellos, empiriocriticistas bolcheviques y Lenin, tergiversaban a los empiriocriticistas académicos, la crítica de Lenin al machismo bolchevique sí es acertada, porque estos acaban en el idealismo.


FUENTE:

Sacristán, M., Sobre Marx y marxismo. Panfletos y materiales, vol. I. Barcelona, Icaria, 1983.


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