RESEÑA
Reseña mía del libro de Agustí Rodes, Un tast d'història de Catalunya (Barcelona, Edicions Joica, 2003).
La novela histórica es un género que invade los mostradores de las librerías, ocultando tras de sí otras posibilidades que el arte de la escritura ofrece a los que desean entender mejor este mundo. Quizás para sortear la competencia y la abundancia de obras de este género, el libro de Agustí Rodes (Barcelona, 1936), periodista radiofónico y autor de algunas monografías dedicadas al F. C. Barcelona, se ofrece como una historia novelada, algo que ha de ser diferente de la narrativa histórica y, por tanto, atractivo para quien ya está un poco cansado de lo mismo.
La obra recoge la historia de Catalunya desde finales del siglo XV hasta comienzos del XVII, pero lo que tiene de particular es que los elementos históricos están enmarcados en una trama novelística en cierto sentido diferente: no es la novelización de una historia, sino la narración de una búsqueda archivística y documental, con un protagonista intelectualmente inquieto y hostigado por un ambiente cultural que, supone el autor, se resiste a mostrar la realidad del drama histórico catalán.
Francamente, no estamos en 1936, ni en 1975. La versión catalanista de la historia de Catalunya impera en las escuelas y las universidades, al menos en las catalanas. No hay motivo para tanta alarma, ni para presentar una historia que, supone el autor, nadie ha podido escribir antes que él, porque no se ha ido a los documentos históricos.
Sobre este punto es obligado hacer una consideración: aquí se sobrevaloran los documentos, se toman al pie de la letra, se citan sin referencias, se toman en sentido literal, sin apenas interpretación, o cuando la hay, se manifiesta en ella una tendencia claramente nacionalista, como si todos los catalanes, de todos los tiempos, fuesen carod-rovirianos. Este libro se ha concebido como una especie de catecismo para el nuevo proletariado militante de Esquerra Republicana, o quizás para ser discutido en una tertulia de viejos militantes de CiU, que sólo leen sobre seguro, es decir, aquello que esperan ver escrito: que a los catalanes siempre nos han maltratado los castellanos, que España nos roba.
Si como libro de historia éste puede pasar desapercibido, como novela es mejor esconderlo. Narra el drama personal de un atribulado periodista catalán, es decir, incomprendido por los españolistas de turno. El texto carece totalmente de interés literario, está sembrado de tópicos y de prejuicios contra los castellano parlantes, como si al castellano le fuese esencial la intolerancia.
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