XI JORNADAS INTERNACIONALES DE FILOSOFÍA POLÍTICA
RESUMEN DE MI COMUNICACIÓN, LEÍDA ESTA MAÑANA
EN LA FACULTAT DE FILOSOFÍA DE LA UB.
EL MOTÍN DE RÉVEILLON (1789)
UNA MOVILIZACIÓN POPULAR SIN WHATSAPP
Un episodio aislado, aunque no
único, ocurrido en los albores de la Revolución francesa. Abril de 1789, en el contexto de
los Estados Generales recién convocados y en pleno proceso de elección de los
representantes de cada estamento. Un comentario desafortunado: que
los obreros podrían vivir con un salario inferior a la media. Su autor,
Réveillon, un antiguo obrero reconvertido en emprendedor, propietario de una
fábrica de papeles pintados.
Se interpreta como una traición,
y el desafortunado comentario se extiende entre las clases populares parisinas
como un reguero de pólvora. Las masas se congregan y rodean la fábrica, aunque
son inmediatamente dispersadas. Pero al día siguiente se renueva el asedio, con
el apoyo de gentes venidas de todos los barrios periféricos de la ciudad. La
policía tiene problemas para alcanzar el centro del tumulto porque la
muchedumbre invade las calles y bloquea su paso. Arde la fábrica y comienzan
los enfrentamientos. Sólo la aparición de efectivos armados con artillería
consigue disolver la revuelta al caer la noche. Hay unos 500 muertos. Réveillon
no ha sufrido daño alguno, al refugiarse en la Bastilla.
En tanto que episodio de
movilización popular contra una situación derivada de las estructuras del poder
económico, este episodio no difiere en nada de otros anteriores ni de otros
posteriores, tan recientes como los escraches provocados por comentarios
similares, en este país durante los años de crisis. En mi trabajo cito
abundantes ejemplos documentados.
Se trata de reacciones
emocionales, espontáneas y poco planificadas. El calificativo emocional
ya aparece en las primeras interpretaciones historiográficas sobre la
revolución francesa, como la de Carlyle, basada en literatura testimonial.
Soboul también suscribe esta interpretación.
A partir de aquí voy a
establecer una línea divisoria entre las formas de violencia política:
- Violencia
planificada desde instancias de poder, no necesariamente de gobierno
(puede haber una planificación desde instancias que desean conseguir el
gobierno porque se sienten con el poder suficiente para lograrlo), que es
de largo recorrido, de desarrollo estructural, sistémico, pro-activo,
residual o inercial (no sólo hablo aquí de violencia política directa,
sino también de la derivada de las fuerzas económicas).
- Violencia
espontánea, emocional, reactiva, de escaso recorrido, de bajo nivel de
planificación, cuando no improvisada, de inmediata actuación y rápida
disolución, salvo que haya ocasión para la resistencia.
En todos los procesos
revolucionarios se dan estas dos formas de violencia, en ocasiones de forma
combinada (generalmente, la violencia espontánea de las masas es
instrumentalizada por los grupos que pugnan por la conquista del poder en su
propio beneficio). Pero vamos a centrarnos en el segundo tipo, protagonista del
motín de Réveillon.
La violencia popular suele
canalizarse por este último camino, y se desata principalmente a partir de la
conjunción de dos factores desencadenantes:
- Un
contexto previo de violencia estructural, que desemboca en un grado de
insatisfacción o descontento, cuando no de sufrimiento continuado, que
sirve de umbral para el inicio del proceso.
- El
rumor, que propaga la necesidad de reacción entre las masas y que sirve
también de desencadenante de la dinámica grupal.
Ante estos elementos, me
pregunto qué diferencias hay entre el motín de Réveillon y las movilizaciones
populares que hemos conocido recientemente (pongo el punto de inicio en la
manifestaciones de la Plaza Tahrir, en Egipto, lo que se ha dado en llamar la
Primavera Árabe; también tenemos como referente las movilizaciones de Mayo del
68, tanto en París como en Praga, llevadas a cabo sin contar con las
tecnologías que hoy usamos tan cotidianamente).
- El
factor rumor está presente en todos estos episodios, los viejos y los
actuales. Simplemente ha cambiado el canal de difusión del mensaje, como
señala Manuel Delgado, pero las actuales movilizaciones se alimentan del
mismo factor rumor que antaño, cuando no disponían de tecnologías
comunicacionales a distancia. Ahora, sin embargo, el rumor se propaga con
mayor rapidez y alcanza a un mayor número de personas. La cuestión es si
las consecuencias de estos avances tecnológicos son determinantes en el
desarrollo material de los hechos, en la capacidad real de convocatoria y
en la manifestación final de las formas de violencia, y en su radicalidad.
- Visto
el desarrollo del episodio de Réveillon, cabe sospechar que no tanto como
podríamos imaginar. Parece que el factor de fondo, el contexto previo de
violencia estructural sufrida, es el desencadenante esencial del proceso
espontáneo de violencia popular, y causa de su capacidad de convocatoria.
- También
hay que contar con factores demográficos: la población amotinada en 1789
era muy joven y sometida a enormes carencias materiales y educativas.
Cuando se trata de un 70% menor de 40 años, con elevados índices de
indigencia, se debe tener la sensación de que no hay nada que perder. Esta
es la gasolina que alimenta la rebelión.
- Nada
que ver con la situación actual:
- Población
envejecida que no secundará en las calles las protestas juveniles.
- Clases
populares que disponen de cierto nivel de educación y acceso a los medios
de información, redes sociales, etc. Esto puede parecer un factor
favorable a la movilización popular, pero en realidad, como más adelante
se considera, puede ir en su contra también.
- Clases
populares que hoy aún son pequeñas propietarias y sienten que tienen algo
que perder en un escenario de inestabilidad política y social.
- La
información que las clases populares gestionan sobre su propia condición
en el seno de la sociedad está mediatizada y controlada por el poder
político y grupos de intereses económicos (si en 1789 esto también ocurría,
lo era en un grado comparativamente mucho menor, porque sin tv, ni radio,
ni información en red, no había un metadiscurso legitimador del poder que
alcanzase una difusión tan masiva como hoy; no obstante, no hay que
desdeñar el papel de la prensa revolucionaria en la movilización de las
clases populares en 1789).
Todos estos factores pueden
explicar el bajo calado de las movilizaciones populares actuales.
- Aunque
han sido constantes e incluso encadenadas en varios países del mismo
entorno (Grecia y España, por ejemplo), no han desembocado en cambios
políticos perceptibles, al menos con la inmediatez que se observa en el
momento de Réveillon (abril, julio, agosto, octubre de 1789 son fechas
clave en los inicios de la Revolución francesa, y en todos los episodios
hay una activa participación popular).
- Hay
picos de violencia extrema, pero no desembocan en revueltas generalizadas
contra los poderes económicos, atrincherados como están en las estructuras
políticas, principales causantes del deterioro de la vida de los
ciudadanos.
- Las
nuevas tecnologías, que por un lado aumentan la capacidad de convocatoria
de las movilizaciones populares, pueden jugar también en su contra:
- Movilizaciones
digitales, atrincheradas en el espacio privado, sin consecuencias
materiales. Quedan todas ellas en el mismo nivel del share por
entretenimiento, en la complicidad digital.
- Capacidad
anestésica de las TIC, que generan un estado de entretenimiento capaz de
desmovilizar a las masas ante la posibilidad de acciones con verdadero
potencial de cambio.
Las rebeliones y la revoluciones
quizás no puedan prescindir ya de la vía digital, pero han de ser analógicas
para tener consecuencias reales. La auténtica revolución ha de conquistar la
calle.
BIBLIOGRAFÍA
Carlyle, Th., Historia de la Revolución francesa [1837]. Buenos Aires, Joaquín Gil Editor, 1946.
Godechot, J., Las revoluciones (1770-1799). Barcelona, Labor, 1974.
Hessel, S., ¡Indignaos!. Barcelona, Destino, 2011 (edición original: Indignez-vous! Montepllier, Indigène Editions, 2010) [el texto de Hessel puede leerse en pdf desde este enlace).
Pradas, J., La memoria de las víctimas. Dificultades en la historia testimonial de las víctimas de la Revolución francesa, presentada en el Congreso Internacional “¿Las víctimas como precio necesario? Memoria, justicia y reconciliación”, celebrado en Madrid, Instituto de Filosofía, 29-31 de octubre de 2013. El texto digitalizado puede leerse aquí: http://www.proyectos.cchs.csic.es/fdh/sites/default/files/1-3 Pradas.pdf
Soboul, A., La Révolution française. Paris, Gallimard, 1996
Carlyle, Th., Historia de la Revolución francesa [1837]. Buenos Aires, Joaquín Gil Editor, 1946.
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Pradas, J., La memoria de las víctimas. Dificultades en la historia testimonial de las víctimas de la Revolución francesa, presentada en el Congreso Internacional “¿Las víctimas como precio necesario? Memoria, justicia y reconciliación”, celebrado en Madrid, Instituto de Filosofía, 29-31 de octubre de 2013. El texto digitalizado puede leerse aquí: http://www.proyectos.cchs.csic.es/fdh/sites/default/files/1-3 Pradas.pdf
Soboul, A., La Révolution française. Paris, Gallimard, 1996
El texto completo de esta intervención se publicará en el próximo número de la revista electrónica Astrolabio.
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