LAS PARADOJAS DE RUSSELL
Desde
un punto de vista logicista, la matemática es una rama de la lógica: todo
concepto matemático deriva de fundamentos lógicos y de proposiciones básicas de
la lógica. Esta idea fue formulada por Frege durante las dos décadas finales
del siglo XIX, cuando se propuso desarrollar el llamado programa logicista,
consistente en deducir toda la matemática de la lógica para darle una base más
sólida, a partir de dos puntos: definir los conceptos matemáticos en función de
la lógica y demostrar los teoremas matemáticos usando únicamente la lógica (la
teoría de conjuntos).
En
1902, Frege tiene en imprenta su libro Las leyes fundamentales de la
Aritmética. Recibe una carta de Bertrand Russell en la que le informa del
descubrimiento de una contradicción en la teoría de conjuntos, es decir, en la
misma base lógica de la matemática. Este descubrimiento echa por tierra todo el
trabajo de 20 años de Frege. El caso es que Russell era también seguidor del
programa logicista. De hecho, encontró esta contradicción (la llamada paradoja
de Russell o también paradoja del barbero) mientras estudiaba las
paradojas de Cantor en vistas a la composición de su obra Principia
Mathematica, escrita en colaboración con Whitehead, afín al programa
logicista. Tras la carta, Frege reconoce que todo su trabajo se tambalea y
abandona el programa logicista, buscando refugio en la geometría.
Durante
un tiempo, Russell no encuentra salida al golpe en la línea de flotación que él
mismo ha dado en la lógica como fundamentación de la matemática. Según él mismo
cuenta, mientras Whitehead se encargaba de los aspectos matemáticos del
trabajo, él asumía los filosóficos, aunque en un trabajo conjunto, dado que lo
que uno escribía era revisado por el otro y nuevamente redactado por el
primero. Todo ello al servicio del programa logicista de Frege: “El objeto
primario de Principia Mathematica fue mostrar que toda la matemática
pura se sigue de premisas puramente lógicas, y que emplea solamente conceptos
definibles por medio de términos lógicos” (Russell, La evolución de mi
pensamiento filosófico; texto de 1959, pág. 76 de la edición en Alianza
Editorial, Madrid, 1976).
Según
Russell, toda la matemática procede de la lógica simbólica, es una rama de la
lógica. Todos los conceptos matemáticos pueden reducirse a conceptos de la
lógica de clases, conceptos definibles en términos de un número pequeño de
conceptos lógicos fundamentales. Por este motivo intentó resolver la paradoja
que había descubierto, porque debía dar cobertura a todo el trabajo de Frege.
El
descubrimiento de Russell es que, a partir “de premisas que todos los lógicos,
no importa de qué escuela, habían aceptado siempre, desde los tiempos de
Aristóteles, podían deducirse contradicciones”. Russell data este episodio en
la primavera de 1901, y se da cuenta de que supone un radical obstáculo para
del programa logicista, y el fin de su propia luna de miel lógica (ibid.,
págs. 76-77).
El descubrimiento
de esta paradoja se da en el marco de los estudios de Russell sobre las pruebas
de Cantor acerca de los conjuntos infinitos (había descubierto que no existe el
número cardinal mayor que todos). A partir de aquí, Russell considera el
conjunto de todas las cosas que existen en el universo, cuyo número debe ser el
más grande posible, y a partir de aquí pasa a formular un conjunto muy
peculiar: la clase que es miembro de sí misma (cuando en términos generales, un
conjunto o clase de cosas no es miembro de sí mismo, sino que son sus elementos
los que pertenecen al conjunto porque tienen una propiedad que les hace
pertenecer a él).
Este tipo de conjuntos infinitos puede tener una formulación positiva:
- La clase de todas las clases (como es también una clase, es miembro de sí misma).
- El libro que contiene todos los libros escritos hasta el momento, que ha de contenerse a sí mismo, conteniendo todos los demás, ad infinitum.
- El cuadro que contiene todos los cuadros pintados hasta ahora, que ha de contenerse a sí mismo, conteniendo todos los demás, ad infinitum.
También tiene una formulación negativa, que es la que le interesa a Russell:
- La clase de cosas que no son tal cosa (es decir, en la que se reúne todo lo demás, incluida ella misma, dado que no es tal cosa).
La paradoja de Russell se desarrolla dentro de la teoría de clases o conjuntos (Frege, Cantor), a partir del concepto de pertenencia:
- Tenemos un conjunto o clase, compuesto de elementos. Tal conjunto reúne elementos que tienen una determinada propiedad: ser gato, ser una cucharilla de té, ser un libro, etc. Un gato particular pertenece al conjunto de los gatos por el hecho de tener la propiedad de "ser gato". Así se define el concepto de pertenencia (∈).
- Un grupo de libros forma un conjunto de libros, por ejemplo. Pero el conjunto de libros, como tal, no es miembro de sí mismo, aunque esté formado por libros, dado que un conjunto de libros no tiene la propiedad "ser libro". Lo mismo para las cucharillas de té, que forman un conjunto que no puede ser miembro de sí mismo porque carece de la propiedad "ser una cucharilla de té".
- El problema surge cuando definimos el conjunto o la clase de “las cosas que no son cucharillas de té”. En este caso, este conjunto sí puede ser miembro de sí mismo, porque comparte con todas las cosas que no son cucharillas de té la propiedad que condiciona la pertenencia al conjunto: "no ser una cucharilla de té" (Russell, La evolución de..., op. cit., pág. 77).
- De esta manera, "el conjunto de las cosas que no son..." o "la clase de las cosas que no son cucharillas de té", puede reunirse en el conjunto de las clases que no son miembros de sí mismas, así que (Russell, La evolución de..., op. cit., pág. 77):
o
Forman a su vez una clase, la clase de todas las
clases que no son miembros de sí mismas.
o
A es la clase de las clases que no son miembros
de sí mismas. ¿Cómo se entiende la pertenencia a esta clase A? Un elemento
pertenece a A si es una clase que no es miembro de sí misma.
o
Si A es miembro de sí misma, participa de la
propiedad de pertenencia a A, es decir, no es miembro de sí misma.
o
Si A no es miembro de sí misma, A no participa
de la propiedad de pertenencia a A, es decir, es miembro de sí misma.
o Cada alternativa conduce a la contraria, y esto es una contradicción lógica.
- Hay otra versión, llamada la paradoja del barbero, también ideada por Russell: en un pueblo había un barbero que sólo afeitaba a aquellos que nunca se afeitaban a sí mismos. ¿Se afeitaba el barbero a sí mismo?
- Considerar "el conjunto de los conjuntos que no son miembros de sí mismos" lleva a una contradicción en la teoría de conjuntos, que se suponía iba a fundamentar las leyes de la matemática.
A
partir de 1902, Russell intenta encontrar una solución a la paradoja, y propone
la llamada teoría de los tipos, para organizar los conjuntos de
elementos en diferentes niveles. Esta teoría se expone al final de los Principia
en una primera versión que el propio Russell admite como provisional. Entre
1903 y 1905 trabajó también en la teoría de las descripciones, aparentemente no
relacionada con sus paradojas, pero que contribuyó a dar a la solución de las
mismas una mejor formulación (Russell, La evolución de..., op. cit.,
pág. 81).
Para
explicar la teoría de los tipos (o niveles) hay que comenzar definiendo qué es
una clase: una clase es un conjunto de cosas que participan de una
propiedad común, y que puede componerse de conjuntos más pequeños de tales
cosas, o subconjuntos.
Si por
ejemplo tengo un conjunto de 8 elementos que le pertenecen (participan de una
propiedad común), puedo organizar esos elementos en diferentes agrupaciones,
hasta un máximo de 28 grupos diferentes.
En
términos generales, una clase de n elementos podrá dar lugar a 2n
subclases, incluso si n es infinito (como es el caso de la clase de los
números cardinales, o la clase de las cosas que no son cucharillas). Topamos
aquí con la paradoja de Cantor: está claro que 2n es mayor que n,
en cualquier caso, incluso si n es infinito. Es decir, que existen más clases
que cosas.
No
obstante, lo que Russell propone es que las clases no sean consideradas a su
vez como cosas o potenciales elementos de una clase. Hay que distinguir los
términos clase y cosa, porque son controvertidos y conducen a paradojas
(Russell, La evolución de..., op. cit., pág. 82).
Así, el
concepto de clase es una expresión que nos delimita el rango de pertenencia de
los elementos de un conjunto, pero ella misma no es un elemento, no debe ser
incluida en el cómputo de los elementos de un conjunto, aunque encaje en las
condiciones de pertenencia al mismo, como ocurre con las clases de cosas que no
son cucharillas. Por eso habla de tipos o niveles:
·
Nivel 1: el conjunto de todos los conjuntos de
gatos.
·
Nivel 2: subconjuntos de gatos negros, conjuntos
de gatos siameses, etc.
·
Nivel 3: elementos (gatos, cucharillas de té,
etc.).
Russell
diferencia entre conjuntos normales (aquellos que tienen elementos, y no se
contienen a sí mismos, porque no comparten las propiedades de sus elementos), y
conjuntos singulares (aquellos que sí pueden contenerse a sí mismos, porque
comparten las propiedades de sus elementos, como por ejemplo, "no ser una
cucharilla de té", y pueden ser conjuntos infinitos). La idea es que no
debemos mezclar unos con otros, porque, de hecho, en el conjunto singular
estamos cometiendo el error de mezclar un nivel con otro. Por ejemplo, el
elemento "conjunto de cosas que no son cucharillas de té" y el
elemento "cafetera" son cosas que no son cucharillas de té,
pero su pertenencia corresponde a conjuntos de diferentes niveles que no deben
mezclarse.
Así,
las proposiciones que se refieren a una determinada totalidad de proposiciones
no deben incluirse en esa totalidad, porque operan en otro nivel, son de otro
tipo. Si las mezclamos ocurre lo mismo que en la paradoja del mentiroso (en
tanto que no distingue entre lenguaje y metalenguaje). Por eso Russell habla de
tipos, de proposiciones de primer orden o nivel (las que se refieren a
totalidades), y las de segundo orden, las que se refieren a subconjuntos por
debajo de las totalidades (Russell, La evolución de..., op. cit.,
pág. 84).
La
solución de la paradoja de Russell viene a ser equivalente a la propuesta por
Tarski ante la paradoja del mentiroso, en la que diferencia entre lenguaje
natural y metalenguaje, que no deben combinar sus diferentes proposiciones. De
hecho, Russell pone la paradoja del mentiroso como ejemplo del funcionamiento
de su teoría de los tipos.
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