Una reflexión sobre "Adolphe", de Benjamin Constant
Adolphe, de Benjamin Constant (1816)
Obra casi autobiográfica, da cuenta de la ruptura de Benjamin Constant con
Mme de Staël, diez años atrás, y de su relación con Charlotte von Hardenberg. Se
considera un texto pionero de la novela psicológica moderna. Hay una segunda
edición en ese mismo año, y una tercera en 1824. Es un gran éxito literario.
Es
un tópico aludir que ésta es una novela autobiográfica, cosa que se afirma hasta el
punto de poner en duda que sea una genuina novela. Algunas frases de los
diarios de Constant (Cahier Rouge)
están casi íntegramente en sus novelas. El momento histórico en
que fue pensada y escrita no se deja entrever, porque la acción no lo alude y
podría situarse tanto cien años antes como cien años después. En
cuanto al género, Adolphe va más allá
del rupturismo de su época (sentimentalismo, libertinismo) y da inicio a una
nueva forma de narrar, sin romper con los esquemas clásicos: la exploración de
la propia consciencia, la novela psicológica, llenando el
esquema formal de la novela con nuevos contenidos, inauditos entonces.
Las primeras referencias biográficas las encontramos en el primer
capítulo: un padre soldado siempre en campaña, que parece servir de
modelo para el padre de Adolphe (rigidez, timidez, ternura reprimida), con
quien tiene tantos problemas de comunicación como Constant con el suyo; una mujer mayor que inicia al joven en los primeros pasos
de la vida adulta, y que remite sin duda a Mme de Charrière, que le acogió siendo muy joven y le proporcionó una cierta educación social para poder adentrarse en los medios parisinos; el mismo carácter
burlón, frío, irónico y áspero del protagonista, el joven Adolphe, perdido en
una ciudad alemana de provincias que no menciona (Brunswick), se corresponde
con el carácter de Constant, tal vez heredado de su padre.
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Isabelle de Charrière, 1777 |
Charlotte (1769-1845) (ella es sobrina de Karl August von Hardenberg (1750-1822), que fue el canciller prusiano que hizo frente a Napoléon, estableció la alianza con Alejandro I de Rusia, y tuvo un importante papel en el Congreso de Viena) pasa por un par de matrimonios que no funcionan. Se conocieron en 1793 cuando estaba en pleno proceso de divorcio de su primer marido. Ella volvió a casarse en 1798, para divorciarse en 1807 y poder casarse, casi en secreto, con Benjamin, en 1808. Eso sí, permanecieron juntos hasta la muerte de Constant, en 1830.
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La joven Germaine Necker, junto a un busto de su padre |
Pero sin duda lo que más atraía a Constant era el carácter dominante, volcánico y receloso de Germaine, una mujer excesiva y tendente al escándalo, que no acaba de saber cómo retener a los hombres que se le acercan; un poco como Eleonora. Se conocieron en 1794, poco después de haberse separado Constant de un desgraciado matrimonio con Minna de Kramm, en Brunswick. Germaine estaba casada desde hacía tiempo, y ya había tenido varios hijos, no todos de su legítimo esposo. Germaine y Benjamin se emparejan, se juran amor eterno en Coppet, viven juntos en París, Germaine tiene una hija, pero Constant duda de su paternidad (parece ser que con razón); se mudan con frecuencia, se son infieles. Una vez conquistadas Germaine y Eleonora, acaban siendo un lazo, no un objetivo de seducción, y desaparece el hechizo; es lo que ocurre cuando se confunde la vida con los libros: primero es la carta de amor, y luego el amor. Mantuvieron una tormentosa relación sentimental hasta 1806, durante los cuales Constant pidió varias veces a su familia que le buscaran una novia para poder comprometerse en serio y abandonar a Germaine. Su fecunda relación intelectual se prolongó hasta la muerte de Germaine, en 1817.
Anna Lindsay (1764-1820) estuvo relacionada con Constant entre 1800 y 1801. Más que otra cosa, fue un affair, acompañado de correspondencia. Anna era sólo tres años mayor que Benjamin, había llegado a París hacía poco siguiendo a uno de sus amantes, Christian de Lamoignon, de vuelta de la emigración. Constant, que se sentía particularmente hastiado de la autoridad dominante de Germaine, trató incluso de casarse con ella, aunque se volvió atrás después de alguna escena de Germaine.
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Charlotte von Hardenberg |
Sin duda ese vacilar en
torno a una decisión dolorosa es la constante de Adolphe a lo largo de esta
novela: desea liberarse del jugo que le impone la mujer, pero no se atreve a
confesarlo ni a actuar para resolver la situación, aunque el desencanto del amor
agotado se traslada inevitablemente a la convivencia de la pareja y la arrastra
hacia un desenlace trágico. Los capítulos centrales son un ir y venir de
justificaciones y vacilaciones, todas ellas fruto de la reflexión y la emoción nunca conciliadas (caps. VII al X).
Otro elemento que resalta en esta novela es la presencia de las ideas de
Rousseau. Cuando dice que la sociedad
no tiene nada que temer de los excesos de la juventud, pues pesa tanto su sorda
influencia sobre las personas, tan potente, que no tarda mucho en ajustarnos al
molde común (al final del cap. I). O en otro pasaje, donde dice que “No es el
placer, no es la naturaleza, no son los sentidos la fuente de la corrupción;
son los cálculos a los que la sociedad nos habitúa y las reflexiones que la
propia experiencia genera” (cap. III). “La sociedad es demasiado potente, se
reproduce bajo infinitas formas y castiga con crueles sufrimientos todo amor
que no haya sancionado” (Carta al editor, al final de la novela). Parece evidente que Constant es
consciente del peso de los convencionalismos sociales en la dirección que
apuntaba Rousseau, es decir, como moldeadores y corruptores de lo humano. En
buena medida, su novela es una protesta contra tales limitaciones. Sin embargo,
sobre este punto hay que señalar que tampoco hace justicia a Germaine de Staël,
pues fue ella quien asumió genuinamente las ideas de Rousseau y las puso en
práctica a lo largo de su vida. La vida de Constant, en cambio, se halla
inmersa en una pugna con los convencionalismos, de la que no supo sobresalir.
Un apunte final. Hay una película francesa, basada en una obra teatral homónima, que está directamente relacionada con el texto de Constant, Adolphe. No es una versión de esta novela, pero la usa como excusa para desencadenar una corrosiva reflexión sobre los convencionalismos sociales y las dependencias ideológicas de la burguesía intelectual.
Un apunte final. Hay una película francesa, basada en una obra teatral homónima, que está directamente relacionada con el texto de Constant, Adolphe. No es una versión de esta novela, pero la usa como excusa para desencadenar una corrosiva reflexión sobre los convencionalismos sociales y las dependencias ideológicas de la burguesía intelectual.
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