ANTECEDENTES EN EL PENSAMIENTO ARISTOTÉLICO

Antecedentes familiares y culturales

La primera influencia intelectual que recibió Aristóteles provino de su propia familia, ya que su padre era médico y eso le ligaba a la estirpe de los asclepíades, la élite médica. De modo que el joven Aristóteles recibió una iniciación en la práctica médica, de carácter empírico, que influyó sobre él de manera decisiva. Su interés por las cosas sensibles fue constante, y cultivó un modelo de ciencia mucho más cercano al actual que en el caso de Platón, por sus vínculos con la experiencia.
Otro factor importante fue el geográfico. Aristóteles nació en Estagira, una colonia de origen jonio que se hallaba demasiado lejos del ombligo griego, Atenas, donde la tradición materialista jonia había sufrido un colapso por la derrota ideológica de los sofistas y el auge de Sócrates y sobre todo de Platón. Pero esta tradición seguía intacta en las fronteras de Grecia colonizadas por los jonios, y Aristóteles se educó en ella.


Aristóteles y el socratismo

La relación de Aristóteles con el socratismo, a través de Platón, es un elemento a tener en cuenta, en parte porque Aristóteles es tenido como una fuente fidedigna del pensamiento y la figura de Sócrates. Aristóteles admira a Sócrates, pero le separa toda una generación y sólo tiene acceso a las ideas de la tradición oral sobre el maestro, con las alteraciones propias de sus sucesores inmediatos. En la Academia, Aristóteles conoce de Sócrates la imagen platónica, de modo que no cuenta con datos imparciales sobre Sócrates, es decir, desde la confusa literatura socrática, de fuentes sospechosamente literarias y poco históricas. Sus aportaciones no tienen valor autónomo, porque se inspiran incluso en Jenofonte. Al cabo, Aristóteles acabó contribuyendo a la deformación de la figura de Sócrates, en primer lugar porque entiende mal su filosofía, y acaba reinterpretándola desde los principios peripatéticos. Además, introduce anécdotas falsas sobre Sócrates, como que practicaba la bigamia, por ejemplo (Aristóteles, Retórica B12, 1390b32; al parecer, Aristóteles reproduce un rumor y le da crédito porque le interesa).


Aristóteles y el platonismo

La influencia de Platón sobre Aristóteles es indiscutida, pero no todos coinciden en las consecuencias efectivas de la misma. Popper, por ejemplo, opina que Aristóteles se limitó a añadir al idealismo platónico un mayor interés por los problemas empíricos, de manera que el realismo platónico ocuparía un lugar secundario (Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, pág. 199 de la edición de Paidós; dedica a Aristóteles todo el cap. 11). En general, Popper tiende a restar originalidad al pensamiento aristotélico. Reprocha al estagirita su exasperante tendencia a aplicar la doctrina del justo medio para encontrar soluciones que satisfagan a todos, es decir, un marco común en el que todos puedan caber y sentirse parcialmente satisfechos (la teoría del marco común tampoco agrada a Popper; ver su libro El mito del marco común, Barcelona, Paidós, 1997). Si Aristóteles creía que la justicia podía consistir en el equilibrio entre los extremos, al menos Platón era original en su radicalidad (Popper, La sociedad abierta, pág. 200).
En definitiva, para Popper el pensamiento de Aristóteles está enteramente dominado por el de Platón: asume la teoría de la esclavitud, y la misoginia, y adopta casi todos los presupuestos básicos de Platón para elaborar su teoría del Estado ideal. Simplemente añade un giro optimista a la teoría del platónica cambio, gracias a la idea de finalidad, por la que no todos los cambios son degenerativos (el cambio es hacia la forma, y no como en Platón, desde la forma). Asimismo, su teoría del lugar es semejante a la platónica tanto en lo físico como en lo político (Popper, La sociedad abierta..., págs. 200-203).
Aunque Aristóteles no se intereso por el historicismo platónico, de su teoría del cambio pueden deducirse, según Popper, interpretaciones historicistas, de las que Hegel saco cierto provecho. El ánimo historicista de Aristóteles no está impregnado del totalismo platónico, sino que es un historicismo fragmentario, incapaz de totalizar nada por haber desmenuzado los contenidos: ni siquiera es Aristóteles capaz de ver los esfuerzos totalizadores del imperio macedónico (Popper, La sociedad abierta..., págs. 204-205).
No obstante, otras interpretaciones aluden a la disensión de Aristóteles dentro del marco de la Academia. Laercio dice de él que fue “el más auténtico de los discípulos de Platón”, sin explicar nada más (Vidas, V 1). Esto puede significar tanto que fue el más ortodoxo, el más auténticamente platónico, como que fue el más original, el que más destacó por su propio peso entre los discípulos del maestro. También da cuenta Laercio de un indicio de distancia entre maestro y discípulo: por un lado, que Platón dijo de él: “Aristóteles da coces contra mí, como los potrillos recién nacidos contra su madre”, y por otro que Aristóteles se separó de su maestro cuando éste aún vivía (Laercio, Vidas, V 2), cosa que se explica mejor por el hecho que Aristóteles debió huir de Atenas cuando Macedonia amenazó el sur de Grecia y él fue visto como un potencial enemigo de la ciudad; la huida se produjo a finales de 348 o principios de 347, coincidiendo con la muerte de Platón.



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