CÓMO ACABAR CON LA CULTURA (2)

Una segunda forma de matar al artista molesto consistiría en su anulación como tal, la marginación de sus obras en el mundillo de los creadores, ser ignorado por los críticos e incluso por sus antiguos amigos, no reconocer su valor en su propio tiempo.

Un caso ejemplar de esta estrategia podemos hallarlo en la figura de Alexander Blok (1880-1921), el poeta simbolista ruso quiso encajar en la Revolución bolchevique y no pudo. Venía de buena familia, con ascendentes en a aristocracia, una buena educación y buenos contactos en el mundo cultural y universitario. A pesar de estar en la parte alta de la sociedad rusa, recibió con entusiasmo la Revolución de Octubre de 1917, pero en 1921 ya se había desengañado. Al caer en desgracia pidió permiso para abandonar la URSS, con la ayuda de Gorky (otra futura víctima del régimen), pero enfermó y el permiso llegó demasiado tarde.

El inconveniente de Blok como artista consistía en que su poesía no iba a encajar en la nueva estética soviética. Gorky lo consideraba el mayor de los poetas rusos del momento, pero la línea oficial lo descartaba, a pesar de que desde 1910 había sido admirado en todos los círculos literarios, y llegó a influir en otros poetas rusos, como Anna Akhmatova. Ni siquiera los simbolistas europeos aceptaron su intento de conjugar el simbolismo con la revolución proletaria. Por eso se puede decir que fue doblemente traicionado, porque ni los intelectuales europeos ni los rusos aceptaron su propuesta poética. Esta situación de marginación intelectual le llevó a caer enfermo y a una muerte prematura.


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