HEMEROTECA: Napoleon en Egipto (2002)


LA EXPEDICIÓN BONAPARTE

Robert Solé
Trad. de M. C. Llerena
Barcelona, Edhasa, 2001
287 págs.



Una expedición militar quiere ser también una empresa científica, y por ello a los bárbaros milicianos les acompañan casi dos centenas de sabios, que en los zafarranchos se agruparán junto a las mulas (signo del valor que los militares suelen dar a los científicos). La idea fue de Napoleon. Deseaba liberar a los egipcios de la opresión otomana, fastidiar a los ingleses, extender el territorio francés y hasta orientalizarse, emulando a Alejandro.
El libro de Solé recoge este episodio glorioso y previo a la formación del Imperio francés, ocurrido entre 1789 y 1801, en el que Napoleon estuvo muy cerca de conquistar todo el Oriente Medio, pero el control inglés del Mediterráneo le impedía recibir la ayuda necesaria de Francia. Pero más que sobre las batallas, Solé escribe sobre los numerosos científicos que Napoleon llevó a Egipto, instaló en El Cairo y les encargo la creación de un Instituto de Egipto paralelo a la institución científica francesa, con la misión especial de recorrer el país y analizar punto por punto todos sus aspectos, para mejor conocerlo y para mejor transformarlo (aquí no se andaban con chiquitas multiculturalistas). Fue un ejemplo de cómo la ciencia ha colaborado siempre con el poder para darle más poder y, al revés, el poder ha ayudado a la ciencia para facilitarle el camino, financiar sus proyectos y legitimar sus descubrimientos.
El lector encontrará aquí una completa explicación de los acontecimientos, así como un estudio de los personajes implicados, tanto militares como científicos. Los militares aparecen como en todas partes: carecen de remilgos y saben dónde van y qué han de hacer para llegar (las atrocidades cometidas por los militares franceses podrían actualmente a Napoleon a las puertas de un Tribunal Internacional, acusado de crímenes de guerra y limpieza étnica). En cambio, los sabios, cuando han de bajar al duro parquet de la realidad se transforman en seres de frágil voluntad y escasa resistencia ante las penalidades habituales para la más vulgar de la marinería.


Todo ello queda muy bien explicado en este libro, junto a una documentación muy interesante, que incluye el punto de vista de los egipcios invadidos. No falta el humor en el texto. Bonaparte comenta con un subordinado suyo las constantes rivalidades entre los científicos de la expedición, y opina: "Se parecen mucho a las mujeres, ¿verdad?", y le responden "General, con las mujeres lo pasaríamos un poco mejor".
                                                                               
 Josep Pradas

Publicada en Lateral, febrero 2002.


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