Hoy, 14 de julio de 2011, se recuerda un episodio clave en la Revolución francesa, la toma de la Bastilla, símbolo del Antiguo Régimen. En 1789, las calles de París estaban llenas de indignados que, lejos de dormitar en tiendas de campaña Quechua, se aprestaron a conseguir armas e iniciar un proceso histórico de tan enorme dimensión que se les fue de las manos. Sin olvidar los horrores del Terror, ni los errores de los políticos de sillón (o de sofá), aquí tenemos unas imágenes de esos momentos, rescatadas de un libro de Thomas Carlyle, Historia de la Revolución francesa , de una edición argentina, de 1946 (entonces en España no estaban para recordar revoluciones de este estilo, y menos en formato de libro de historia), con un prólogo de Leopoldo Alas (Clarín). Hay que clicar dos veces en las imágenes para verlas ampliadas El resultado de la Revolución, el que histórica y filosóficamente tiene cierta relevancia, es la promulgación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, un ava...