Según la tradición, la filosofía occidental nació en el siglo VII a. C., en las costas jonias de Asia Menor. Aristóteles explica en la Metafísica (I, 2) que su aparición tuvo por causa la admiración y el intento de librarse de la ignorancia, pero no buscando la utilidad, sino simplemente el saber. En este proceso, el problema práctico cedió su puesto al teorema abstracto, a la extracción de alguna verdad general. Así, vemos que la geometría egipcia, desarrollada para resolver problemas de agrimensura, al ser tratada por Tales derivó en teoría pura, en generalización no destinada a resolver problemas concretos, sino a expresar una verdad, aunque sin por ello renunciar a una posible aplicación práctica, pues el mismo Tales sacó provecho y fortuna de sus conocimientos. "La razón halló gozo en saber que los ángulos de la base de un triángulo isósceles son siempre iguales" (Cornford, Antes y después de Sócrates ). Del mismo modo, la astronomía babilónica quedó separada de su c