ANTES DE LA REVOLUCIÓN
LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
EL CASO FRANCÉS
La sociedad francesa es, antes de la Revolución, una sociedad
aristocrática, es decir, regulada por un sistema basado en la transmisión de
privilegios a través del nacimiento, y donde la riqueza tiene un fuerte
componente de propiedad territorial.
La sociedad francesa estaba dividida en estamentos,
es decir, que había una diferenciación a partir de tres órdenes, tres niveles
de funciones sociales específicas, de deberes y derechos específicos, no
compartidos. Esto era así en virtud de una herencia feudal aún vigente, según
la cual cada estamento o estado tenía asignadas unas funciones en la sociedad
medieval, sobre todo de carácter económico y político:
1º estado: clero
2º estado: nobleza
3º estado: conjunto del pueblo llano, especialmente los hombre libres
de las ciudades.
Es importante tener en cuenta que el concepto de estamento o estado no
es equiparable al de clase social, sino que es más amplio: dentro de cada
estamento concurren grupos de intereses que desarrollan antagonismos internos y
alianzas con otros grupos de otros estamentos; el concepto de clase social
encajaría más bien con estos grupos de intereses dentro de los estamentos,
diferenciados sobre todo a partir de sus particulares relaciones económicas y
aspiraciones políticas.
El origen legal de los órdenes sociales o estamentos es antiguo:
- Clero, el grupo de los que rezan. Es el más antiguo, y se origina por una condición particular del derecho canónico. De hecho, sólo el clero constituye un orden genuino, es decir, organizado como tal, provisto de una administración y tribunales propios, así como de una asamblea que se reunía cada cinco años.
- Nobleza, los que luchan. La nobleza ha perdido posiciones en el equilibrio de poderes políticos y económicos (decadencia), pero aún conserva sus privilegios sociales y políticos. Este desajuste entre su poder económico real (menguado) y los privilegios conservados será el desencadenante de la pugna entre nobleza y burguesía en los momentos previos a la revolución, pues la burguesía quiere conseguir privilegios políticos equiparables a la nobleza, a costa de eliminar sus privilegios fiscales (impuestos).
- Pueblo o Tiers État, los laboratores, los que trabajan. Es el orden de más reciente formación, pues sólo se consolida a partir del momento en que los hombres libres de las ciudades francesas adquieren derechos electorales, en 1484, por lo que pueden elegir a sus representantes para los Estados Generales, donde deliberan y deciden colectivamente, dentro de su propio orden (voto estamental, que compite con el voto del clero y de la nobleza). Representa a la mayoría de la población. A pesar de que nobleza y clero se constituyerin como órdenes mucho antes, paulatinamente el tercer estado ha ganado fuerza social, debido sobre todo a la progresiva incorporación de sus miembros más ricos a funciones públicas de relevancia (mediante la compra de cargos públicos), y también debido a la dejadez de la nobleza en el ejercicio de sus funciones tradicionales y su entrega al ocio y al dispencio cortesano. Además, el tercer estado tomará paulatinamente consciencia de sí y de creciente poder. Cuando Sieyès escribe su panfleto ¿Qué es el Tercer estado?, a principios de 1789, responde a la pregunta: el Tercer estado lo es todo.
Desde la consolidación de los tres órdenes, fruto del empuje de las ciudades medievales, la sociedad estamental había evolucionado a partir de dos factores separados que unieron sus fuerzas: el crecimiento de las ciudades y su poder económico, y la emergencia de la monarquía nacional, aliados contra los privilegios de la nobleza-clero. Así, el sistema estamental se convierte en una especie de contrapesos de los diferentes poderes en competencia, entre monarquía y nobleza. Sin embargo, crecimiento del comercio y la actividad artesanal, en las ciudades, acaba generando una nueva clase social, la burguesía, cuya riqueza se basa en el capital, no en la propiedad agrícola. Esta clase social se convertirá en la dominante dentro del Tercer Estado.
FUENTE: Soboul, La Révolution française. Paris, Gallimard, 1996 (págs. 57-58 y 63-67).
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