ARQUÍLOCO Y EL CAMBIO SOCIAL EN LA POLIS ARCAICA
La
expansión comercial permitirá que algunas personas prominentes a nivel local
dejen de respetar la autoridad superior e incluso aspiren a elevar su categoría
social y política. Por otro lado, el comercio y la navegación sitúan al griego
medio ante una perspectiva diferente, que le obliga a tomar decisiones y que le
desliga de los lazos de obediencia hacia la aristocracia gobernante. “El
alfarero que vende sus vasos en los muelles puede fabricar lo que desea el extranjero
y no lo que el basileus acostumbraba pedirle”, comenta Forrest. Todo esto va generando una sensación de independencia psicológica que
contribuye decisivamente a romper los límites políticos del griego arcaico, de
tal modo que el antiguo “acatamiento irreflexivo de las órdenes se convierte
muy pronto en una obediencia inquisitiva y, finalmente, es desobediencia
abierta”, y a menudo en rebelión, violencia y tiranía (Forrest, pág. 77).
Arquíloco
se distancia de Homero y Hesíodo porque es capaz de concebir ideas políticas
más allá de los límites del gobierno aristocrático y del designio de los
dioses. “Por remota que sea la posibilidad, Arquíloco puede al menos concebir
la idea de una nueva forma de gobierno que llama tiranía […]. Y algo más
importante aún, la tiranía en que piensa es, con toda seguridad, de modelo
extranjero”, importada de los contactos de los griegos arcaicos colonizadores en
Anatolia. De hecho, la palabra tiranía (tyrannis) es de origen
oriental, anatólico, y fue utilizada en griego por primera vez a partir de Arquíloco.
El significado de este término es complejo, y en general equivale a rey
o basileus. Pero Arquíloco se referirá con él al tipo de gobierno
establecido sobre la base de una revolución violenta con el fin de apoderarse
del poder, esto es, una forma no legítima de obtener el poder, y arbitraria de
ejercerlo. La introducción del término tiranía en la lengua griega por
Arquíloco no parece deberse a razones estilística, sino a la necesidad de dar
nombre a un fenómeno nuevo ocurrido en la geografía vecina pero que podría
reproducirse en cualquier parte (Forrest, págs. 82-84).
En Arquíloco
encontramos, pues, una manifestación de ese proceso histórico conocido como la
crisis de la polis arcaica, que, con el tiempo, desembocará en el
desarrollo político de la democracia ateniense. La personalidad de Arquíloco,
el aristócrata descontento, es la propicia para alimentar deseos de rebelión contra
el orden, y es la suya época propicia para que algunos levantamientos tengan
éxito y den lugar a l establecimiento de tiranías más o menos populares
(Forrest, págs. 98-121).
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