Mi colega bloggero HArendt ha subido un post dedicado a Eco que me ha encantado y no puedo evitar recomendarlo desde aquí.
Se llega hasta él en este enlace.
El pensamiento platónico se desarrolla a lo largo de varias etapas, y sus obras pueden clasificarse según ese mismo esquema temático-cronológico. El orden cronológico se puede establecer a través de un análisis del estilo, del cual ha derivado una lista estilométrica, confeccionada bajo el criterio de que la fecha de un texto resulte menos incierta dentro del grupo de libros al que se asigna que entre los grupos diferentes. Este criterio permite a Popper, por ejemplo, colocar el Criton delante de la Apología , saltando las ordenaciones tradicionales, e incluso se dice que Laques también estaría al principio de la lista (Popper, La sociedad abierta , cap. 3, nota 5). No obstante, aquí presentaremos la lista de las obras platónicas según la ordenación tradicional: 1. Diálogos socráticos Entre 399 y 393 a. C., Platón escribe influenciado por la memoria de su maestro, Sócrates, muerto en 399. Son los llamados diálogos socráticos o menores, escritos fuera de At...
Los juegos deportivos tuvieron en la Grecia arcaica y clásica un marcado acento religioso y de culto a los héroes locales, y eran el punto más espectacular y participativo de una manifestación cultural (de culto). Se celebraban en casi todas las polis, pero sólo cuatro certámenes destacaban por su importancia: los juegos Olímpicos, los Píticos (Delfos), los Ístmicos y los Nemeos. A estas celebraciones acudían los poetas, sabiendo que los eventuales vencedores en las diferentes pruebas les encargarían la elaboración de poemas como acción de gracias por su triunfo; tales son los himnos triunfales o epinicios , que constituyen la obra de Píndaro. Un detalle de importancia es que los personajes a los que van dedicadas las odas son, a la vez, deportistas y aristócratas, poderosos señores de la Magna Grecia, sobre todo. Sólo unos pocos atletas son deportistas profesionales, cuyo prestigio les traslada a una aristocracia deportiva incluso con tradición familiar. La victoria en los ...
Las ideas innatas son contenidos puros de la mente (sin la interferencia de los sentidos o la imaginación). Los contenidos puros son aquellos que no pueden ser fruto de los sentidos: alma, Dios, causa, sustancia, etc. Su origen no puede atribuirse a un principio externo al yo. Descartes otorga validez a tales conceptos puros desde el principio, ya que desconfía de los sentidos. Pero en el momento en que comienza a indagar en el interior de su mente y descubre tales contenidos, tampoco puede apoyarse en nada más que el cogito . La reflexión cartesiana no puede trascender el propio yo, de modo que esas ideas puras o innatas que Descartes encuentra en su mente de forma más o menos espontánea sólo pueden atribuirse a la propia razón, al pensamiento en sí mismo. Así, pues, las ideas innatas son contenidos de la razón, forman parte del bagaje racional humano. Con ese bagaje no nos representamos imágenes sino que se nos hacen inteligibles objetos no imaginables, a los que Descartes llama...
El ideario aristocrático que Píndaro intenta transmitir a través de sus poemas está muy en consonancia con la temática deportiva, con la competición. De todo ello se destila una moral tradicional arcaica, agonal, de competición, riesgo, de éxito y fracaso, casi en el ancestral sentido caballeresco. Es una competición en la que lo fundamental es el triunfo, emulando lo bélico, dado que son los tiranos y nobles quienes compiten en los certámenes. El ánimo de triunfo va vinculado a un sentimiento de superioridad natural que se demuestra en la actuación, pero que se hereda en la estirpe. Signos de esa superioridad serán la fortaleza física y guerrera, el éxito social y político, y la elevación del espíritu que proporciona el arte, lo que justifica una organización social basada en la diferencia de naturalezas, que se legitima a través de las odas: “Cada uno es grande en una cosa. Sólo los reyes se sientan en la cumbre. No pongas tu mirada más allá”, dice Píndaro (Olímpicas I, 110-116). A...
El poeta, según la visión de Píndaro, es un educador, capacitado para ello en virtud de su propia condición, de su naturaleza como poeta. El poeta es un sabio, tiene un conocimiento profundo de las cosas, relacionado con verdades intemporales reflejadas en los mitos. Es veraz frente a otros poetas mentirosos, que saben usar los recursos poéticos para el engaño. Aquí aparece tempranamente la polémica sobre si la poesía es engañosa o no. Píndaro reconoce que hay poetas que usan los recursos de su arte para engañar, pero distingue entre estos y los verdaderos poetas, los que reciben inspiración divina y usan las técnicas poéticas para canalizarla en un lenguaje bello, atractivo y seductor. No obstante, hay que reconocer el poder seductor de la poesía, como arma para el engaño. “El arte alado del poeta sabe revestir de majestad hasta las mentiras, y las ficciones del genio nos seducen y nos engañan”, escribe (Nemeas, VII), o “la poesía, de la que nacen todos los encantos para los ojos de l...
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