ANTROPOLOGÍA, HOY

Francesc Bailón, antropólogo, especialista en la cultura inuit



La Vanguardia, 3 de febrero de 2016

Tengo 47 años. Soy de Barcelona. Soy antropólogo, especialista en los inuit: he estado 21 veces en el Ártico, he convivido con ellos. Estoy casado, sin hijos. ¿ Política? Como los inuit: ¡todo por referéndum! ¿ Creencias? Respeto al otro, a la naturaleza y a ti mismo.


¿Dónde están los esquimales?
Se llaman inuit: el pueblo. Viven en el Ártico, en Canadá, Alaska, Laponia, Siberia y Groenlandia.

¿Los conoce bien?
Desde hace 20 años convivo con los de la costa este de Groenlandia, los más humildes.

¿De qué viven?
De la pesca con kayak y arpón, y de la caza con trineos de perros. ¡Son uno de los últimos soplos de humanidad de este planeta!

¿Son como los imaginamos?
No se besan frotándose las narices: se huelen. Y no vivían en iglús, sino en cabañas de piedra y turba.

¿Y le han ofrecido a sus mujeres?
¡No! Otro tópico..., con una base tradicional.

¿Cuál?
Si uno salía de viaje en trineo y su esposa estaba embarazada, para evitar un aborto... la dejaba con un amigo, y a cambio se llevaba consigo a la esposa del amigo.

¿Con derecho a roce?
Sí. Y si la devolvía embarazada, el hijo era del amigo. Y todos contentos.

¿Sí? Las mujeres... ¿opinaban?
No antiguamente. Hoy sí: el intercambio sexual de la pareja es habitual..., pero todos consienten. ¡Por eso no hay prostitución entre los inuit! Un caso único en el mundo.

Qué raro...
Pero si te acuestas con la mujer del amigo y luego te resistes a que la tuya se acueste con él..., él vendrá a matarte, con derecho.

¡O todos moros o todos cristianos!
Son gentes muy francas y nobles, adaptadas a aquel mundo helado.

Debe de ser muy inhóspito...
Cuatro meses seguidos sin sol... ¡no son fáciles! Las mujeres padecen amenorrea invernal (sin menstruación) y hay suicidios.

Pero ahí están.
Adaptados al medio ¡y sin alterarlo!: eso me fascina. Ahí los hallaron los exploradores que buscaban pasos hacia el polo Norte...

¿Quién fue el primero en llegar?
Robert Peary creyó llegar el 6 de abril de 1909. Pero se quedó a 37 kilómetros, alejado por la deriva de la placa de hielo.

¿Cómo lo sabemos?
Por las sombras de las fotografías: no coinciden con las que debería haber en esa fecha en el polo Norte geográfico.

Pero no le restemos mérito...
Ni a su esposa, Josephine, que le acompañó en parte de ese viaje: ¡fue la primera mujer blanca en vivir un invierno ártico! Era una mujer fuerte... que sospechaba que su marido tenía una amante inuit en el Ártico...

¿Y era verdad?
Sí, Allaka la llamaban. Allaka le dio a Peary un hijo. Yo he conocido a Katrine, tataranieta de aquel hijo.

¿Se conocieron ambas mujeres?
Sí. Estuvieron juntas en el Ártico, esperando a Peary... Una relación sobre la que ha rodado Isabel Coixet su última película. La he asesorado sobre cultura inuit.

¿Qué caracteriza a esa cultura?
Jamás te enjuician y no conocen el egoísmo, piensan en comunidad. Los viejos se suicidaban para no lastrar al grupo...

¿Cómo se interesó usted por los inuit?
De niño leía relatos de expedicionarios al Ártico... Quise ser explorador. Y de mayor leí sobre los duelos cantados, y me cautivó.

¿Duelos cantados?
Para dirimir cuestiones de honor, en vez de recurrir a las armas, se retaban con improvisados versos hirientes... ¡y ganaba el que rompía los nervios del otro!

¿Aunque fuese el culpable?
Sí. El perdedor tenía que irse del pueblo para siempre, y perdía a su mujer. Partí a Groenlandia en busca del último poeta del Ártico... Lo encontré. Fue mi primer viaje...

Y se enganchó.
Sí: volví, dejé mi pingüe y cómoda nómina de oficinista, me fui al paro.., para poder perseguir mi sueño. ¡Y no me arrepiento!

¿Qué le ha reportado su decisión?
Los inuit groenlandeses son hoy mi familia, mis mejores amigos, son mi vida.

¿Qué comen? ¿En qué creen?
Carne de foca, oso, morsa, fletanes, lenguados... Van a misa, pero cuándo salen a cazar siguen invocando a los viejos espíritus.

¿Alguna práctica curiosa?
Al recién nacido le bautizan con el nombre del último fallecido en el pueblo: así el alma del difunto pervive.

¿Cómo están ahora sus amigos inuit?
Tranquilos en su mundo... Hace poco me llevé a once de vacaciones a Canarias.

¿En serio?
¡En un solo minuto vieron más gente que en su vida! Y 35 grados de diferencia... ¡Se bañaron en el mar por primera vez! Allí se congelarían... Y remaron en kayak por ocio: es un invento inuit que usan para pescar.

Y, al final, ¿quién fue el primero en pisar el polo Norte?
Un ruso, Alexánder Kuznetsov, en 1948, en avioneta y caminando, ¡pero Stalin lo borró de la historia! El primero bien documentado es el inglés Wally Herbert, que llegó en 1969, tras caminar 3.000 kilómetros durante meses: sesenta años después de Peary... ¡y el mismo año en que llegamos a la Luna!
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Allaka y Josephine

Aprendo sobre esquimales (perdón, inuit) con Bailón, uno de los máximo especialistas en el mundo sobre esta cultura ártica: por eso le ha contratado Isabel Coixet como asesor de su última película, Nadie quiere la noche” (nueve nominaciones en los Goya del 2016), que relata la relación entre Josephine, la esposa de Robert Peary, y Allaka, la amante inuit del explorador polar. Bailón trabaja como guía cultural de viajes al Ártico, adonde lleva grupos a practicar inmersión antropológica con los inuit (Antropologiainuit.com), para vivir y cazar con ellos. También imparte clases, escribe libros sobre esta cultura y propicia documentales como La sonrisa del sol (YouTube).
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Enlace al texto original: entrevista a Francesc Bailón.

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