HISTORIA: Germaine de Staël y Napoleon (1807)
La relación entre Napoleón y Germaine de Staël pasó por sucesivas etapas e intensidades. Lo que Napoleon representaba potencialmente no gustaba nada a una liberal que siempre se había enfrentado a la tiranía, tanto a la monárquica como a la republicana, y que había defendido una propuesta de democracia moderada, muy cercana a la Constitución del Año III, la vigente durante el Directorio (1795-1799). Es cierto que a los liberales no se les puede exigir demasiado en términos de participación democrática: entre la libertad de las personas y la libertad económica, acaban apostando por ésta última. La Constitución del Año III estaba diseñada para garantizar la libertad de los propietarios, que es al cabo la que más cuenta en una revolución burguesa.
En 1807 han cambiado un poco las cosas. Napoleon es Emperador desde mayo de 1804, pero el año anterior, todavía Cónsul, ya había ordenado el destierro de Mme de Staël, por su impetuoso liderazgo intelectual del círculo de liberales que se oponían a un gobierno tan personalista como el que pretendía Bonaparte. Por esta razón, a finales de 1803 sale de
París y ha de permanecer a más de
64 Km. de la capital (40 leguas). Inicia un decisivo viaje por Alemania, estancia incluida en la casa de Goethe, en Weimar, en febrero de 1804. Vuelve a Coppet (cerca de Ginebra, en Suiza) en abril de ese año, a la muerte de su
padre e interrumpiendo el viaje por Alemania, y comienza un exilio que durará unos diez años, hasta la caída de Bonaparte, en 1814.
En 1806 y en 1807 se
instala en varias ocasiones en los alrededores de París, para negociar allí la
publicación de Corinne. Se mueve
en un círculo de 40 leguas de radio alrededor de París: Auxerre, Châlons,
Blois, Saumur. En estas poblaciones ocupa sus posiciones, como jugando una partida
de ajedrez contra Napoleón y Fouché, su ministro de policía. Incluso llega a
establecerse en Rouen, más cerca de lo permitido. Con el tiempo, y gracias a la tolerancia de Fouché, que prefería
hacer el menor mal posible si no era útil, Germaine pudo establecerse a 18
leguas de París, en Acosta, dominio de Mme de Castellane (que era a la sazón amante de
Chateaubriand). Desde allí supervisó la impresión de Corinne.
Incluso se atreve a
visitar París mismo, al anochecer, avisando con antelación sólo a algunos
amigos, con los que se permite el capricho de algunos paseos a la luz de la
luna, pero evitando dejarse ver durante el día. Sin embargo, estas excursiones
llegaron a los oídos de Fouché, por lo que Germaine debió de abstenerse de
ellas.
Cambacérès |
Además, la publicación de Corinne
desagradó tanto a Napoleon que supuso el restablecimiento de los primeros
límites del destierro, las 40 leguas. Hay una carta de Napoleon a Cambacérès (1753-1824, uno de los
antiguos tres cónsules y después mano derecha de Napoleon, que actuaba como regente
de facto en su ausencia), fechada el 26 de marzo de 1807, que es muy relevante
para entender lo molesta que resultaba Germaine en aquel momento (la traducción es mía):
“He ordenado al ministro de la Policía el retorno de Mme de Staël a Ginebra, dejándole la libertad de viajar al extranjero tanto como quiera. Esta mujer sigue con su labor de intrigante. Se ha acercado a París contra mis órdenes. Es una auténtica peste. Deseo que habléis seriamente con el ministro, porque me veré obligado a hacerla detener por al gendarmería. Estad también atento con Benjamin Constant y, al mínimo descuido que tenga, lo enviaré a Brunswick con su mujer. No quiero tener más preocupaciones con esa camarilla; no quiero que sigan haciendo proselitismo y me obliguen a perseguir a buenos ciudadanos.”
Fouché |
No hay duda de que era una mujer insistente. Durante el verano de
1810 vuelve a acercarse a París, desafiando la orden de alejamiento; se instala en el castillo de Chaumont, a orillas del Loire, para negociar
la publicación de su libro De l'Allemagne. El mérito de Staël consistió en haber desafiado a Bonaparte, enfrentándose a los amigos intelectuales del Emperador, que entonces controlaban todos los círculos de influencias, las tertulias, las revistas literarias, etc. Ese mundillo estaba liderado por Chateaubriand, que había servido a la causa consular apoyando el retorno a la religión, es decir, la reconciliación con Roma a través del Concordato. Cuando Staël publicó Delphine (1802), en la que defendía el divorcio, y después Corinne (1807), todos esos literatos aupados al bonapartismo se le echaron encima, reprochándole su falta de sentido religioso. Pero Staël resistía los ataques, que apuntaban incluso a su condición de mujer.
No obstante, Germaine de Staël aprovechó el exilio para viajar, porque en realidad no le agradaba el refugio de Coppet, muy bello pero demasiado lejos de la vida social de Paris. Germaine padecía el mal de la capital, como dice Sainte-Beuve. Así que viajó: Austria, entre 1807 y 1808; de nuevo Austria, Rusia, Finlandia, Suecia e Inglaterra, entre 1812 y 1813; otra vez a Italia, con Mme Récamier, en 1813 y, por fin, puede volver a París en 1814, con la Primera Restauración. Ni que decir que durante los Cien Días, el breve retorno de Bonaparte, se refugió nuevamente en Coppet, aunque la deriva liberal de Napoleon en ese período le hizo pensar en apoyarle. Pero Waterloo acabó con esa pequeña esperanza y en 1815 se restauró definitivamente a los Borbones, bajo el reinado de Luis XVIII (hermano del guillotinado Luis XVI). Germaine murió en 1817.
Germaine de Staël y su hija, hacia 1805, por Gérard |
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Bibliografía
- Beau de Loménie, E., Introduction à Lettres de Madame de Staël à Madame Récamier. Paris, Domat, 1952, pp. 11-67.
- Sainte-Beuve, Portraits de femmes. Paris, Gallimard, 1998. El texto relativo a Mme de Staël está escrito en 1835.
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