CORINNE, de Germaine de Staël (1807)
La principal novela de Germaine de Staël fue publicada en la primavera de 1807, con un éxito
inmediato. La ha comenzado a escribir en Coppet, instalada allí desde junio de
1805, después de una estancia en Italia, con August W. Schlegel y otros amigos, entre el otoño de 1804 y el verano de 1805. La acaba de redactar en 1806. La acción se sitúa a partir de 1795.
En cuanto al contexto de la redacción de esta obra,
Germaine parte de un conocimiento relativamente mediocre de Italia, el propio
de las clases altas, que han leído a Montesquieu y a Gibbon, pero no han
viajado. Hay que añadir que Italia se ha convertido en destino de muchos
exiliados franceses, condición que Germaine ha acabado compartiendo, cosa que
le ha impulsado a viajar, primero a Alemania y después a Italia. Germaine
conoce también a algunos italianos, y algunos de sus amigos suizos y alemanes
conocen el país (Bonstetten, Sismondi, Humboldt). También hay
que contar con las referencias a obras pictóricas que hay en la obra, y que
Germaine sitúa en diferentes lugares que ha visitado en Italia, en 1805, pero
que en realidad ha visto en el Louvre de París, llevadas allá tras las guerras
revolucionarias.
El interés por Italia, como si acabaran de descubrirla
los románticos europeos, se debe también a la obsesión romántica por unir lo
cultural con lo natural, una nueva manera de sentir: todo lo que es natural es
variado, y supone un pequeño placer contemplar la variedad de las costumbres (Corinne
1, cap. IV). Es la respuesta romántica al contractualismo racionalista de la superada Ilustración. La
cultura, obsesión romántica, es un producto natural y no resultado de la
construcción social, de la convivencia y en última instancia de la voluntad,
sino fruto de fuerzas impersonales e incontrolables.
Tras el viaje a Alemania, a partir del cual surgirá un
libro esencial para entender el romanticismo europeo (De l’Allemagne,
publicado en 1810), Germaine no se entrega directamente a la composición de
esta obra, sino que un episodio vivido en Weimar la lleva a dirigir su atención
hacia Italia, viaja allí y escribe Corinne. La redacción de Corinne
se gestó en Weimar, el 1 de febrero de 1804, tras asistir a la representación
de una ópera, La Saalnix, que narra
la historia de una ninfa enamorada de un joven mortal quien, al descubrir su
condición de inmortal, la abandona y acaba en brazos de una mujer como él,
mortal y limitada. En este argumento se inspirará Germaine para componer el
tema central de Corinne, que se desarrollará en Italia. Tras el viaje a Alemania, Germaine visitará Italia para ver con sus ojos
lo que quiere explicar; pero del viaje a Alemania también aprovechará
materiales para Corinne, dado que el ambiente intelectual alemán está
dominado por la admiración hacia Italia (Goethe, para comenzar). Inicia el viaje a Italia, acompañada de August W. Schlegel y sus tres
hijos, en diciembre de 1804, y regresará a Coppet en junio de 1805.
Durante el periplo italiano, Germaine hace acopio de
notas e impresiones, de historias y caracteres humanos que luego aprovechará
para componer Corinne. Hay un fondo
de realismo en esta novela, aunque también hay el resultado de lecturas de
clásicos latinos e italianos.
Germaine de Staël como Corinne (1808-1809) |
Corinne trata del conflicto de una mujer de
inteligencia excepcional (¿ella misma?), que no consigue encajar en un mundo
dominado por hombres no siempre excepcionales, que prefieren unirse a mujeres
mediocres, mucho más accesibles y moldeables, teniendo en cuenta la estrechez
de los moldes sociales de la época. Pero el desenlaza de esta
novela no puede ser más pesimista en cuanto a la posible resolución del
conflicto amor-inteligencia-sociedad. Oswald, el protagonista masculino de
quien Corinne se enamora, acaba rechazando a esta mujer excepcional y se casa
con su hermanastra, Lucile, cediendo a las presiones de la sociedad inglesa
y de su padre muerto. Es el triunfo del
absurdo de la sociedad sobre el amor. Es el peso de los muertos sobre las vidas
de los vivos, tema recurrente en el romanticismo (Burke, Chateaubriand), contra
el que Germaine se rebela. Víctima de su propia
condición de mujer excepcional, Germaine sólo puede crear caracteres femeninos
incomprendidos, destruidos por los prejuicios y la hipocresía de la sociedad (aquí asoma Rousseau). El genio excepcional de Corinne no le
sirve en este entorno social dominado por los varones y la mediocridad (cosa
que, por lo demás, tampoco ha cambiado demasiado al cabo de dos siglos).
Germaine muestra aquí el abismo que hay entre la condición masculina y la
femenina, un abismo que parece insuperable. Por eso no es una defensora
entusiasta de la causa de la libertad de las mujeres, sólo se limita a
denunciar el destino que esperas a las mujeres en una sociedad que no las
admite si no se someten. Germaine no es una activa militante
feminista, todavía es pronto para que esas actitudes se dejen ver. Sólo se
lamenta de su propia condición de la que no puede escapar, a pesar de contar
con privilegios sociales y económicos la separan de muchos otros hombres y
mujeres.
En el despliegue de los principales personajes de esta novela se puede apreciar la
mezcla de realidad y ficción que hay en la mente de Germaine:
- Corinne representa las nuevas ideas estéticas alemanas,
el romanticismo, el arte por el arte. La belleza deriva de lo útil, sino que
vale por sí misma. La contemplación de lo bello puede elevar moralmente al
individuo. Es una poetisa y crítica, una poetisa
improvisadora, en el sentido italiano. Posee un poder
creativo inmediato, que se apoya sobre sus vastos conocimientos, meditación y
entusiasmo creativo, que le procuran una especia de poder mágico. Corinne es la
imagen que Staël desea transmitir de Italia, como símbolo, reuniendo en ella el
genio del Norte y el genio del Medirerráneo (Midi). Sólo ella es capaz de provocar una trasformación en el
taciturno Oswald. El personaje va más allá de la realidad italiana. Se postula
que en buena medida reúne todo aquello que Germaine quiso ser y no fue, una
Germaine idealizada que reivindica su poder creativo fruto de sus facultades
excepcionales. Para Sainte-Beuve, Corinne
representa el ideal de Mme de Staël, su obra culminante, su Capitolio, su
Colina Capitolina; es un roman-poëme. A Germaine no le importan las críticas de los medios afines al
régimen. Su libro sobre Italia será la llave de su gloria literaria, más allá
de la popularidad momentánea. Corinne
es, según Sainte-Beuve, la imagen de la independencia soberana del genio,
incluso en momentos de opresión, pues el conquistador que ha exiliado a su
autora no podrá evitar su coronación literaria en toda Europa. Corinne es, como
personaje, todo lo que Germaine hubiera querido ser, aunque se dice que
se inspiró más bien en la figura de Juliette Récamier, su gran amiga, de la que
envidiaba su gran belleza y capacidad de atraer a los hombres. Ciertamente, Corinne baila una tarantela,
que se inspira en la estancia en Nápoles, y hay una carta en la que Germaine
confiesa haberse inspirado en un baile ejecutado por Mme Récamier. El problema de fondo de Corinne es
Oswald y Corinne
- Oswald, el noble escocés que ha perdido a su padre. Se postulan semejanzas entre él y Pedro de Souza, el diplomático portugués que Germaine conoce en Roma y con quien, habiendo perdido ambos al padre recientemente, establece un vínculo sentimental. Sin embargo, hay también semejanzas con Constant, y se aprecian muy bien cuando Constant se manifiesta en su propio personaje, Adolphe. En realidad, Oswald aparece como una amalgama de los hombres que Germaine ha estimado, aun sin éxito, o al menos sin haber conseguido de ellos una plena correspondencia a su amor. Ahí encaja también Prosper de Barante, hijo del prefecto de Ginebra, a quien conoció en el verano de 1805, a la vuelta de Italia, aunque otras fuentes hablan de François de Pange como inspirador de este personaje. Oswald lo ve todo a través de la moral, de la utilidad pública y social, y a través del rigor histórico y arqueológico. Realiza el tópico de que el ser reflexivo es a la fuerza melancólico y taciturno, mientras que el hombre de acción vive la vida al día, aprovechando cada momento, como el vividor Erfeuil, su contrapartida narrativa.
- Lord Neville, padre de Oswald, adquiere los rasgos de Jacques Necker, padre de Germaine, cuya muerte en ausencia de la hija, de viaje por Alemania, se traslada a la acción en la figura de este personaje. Oswald y su padre representan lo que Germaine ve como modelo político aplicable a Italia, por ejemplo, la democracia y el progreso político, aunque no para la Francia de 1795. De hecho, Staël pasa en esa época por una fase republicana hasta que vuelve la vista a su padre, Montesquieu y el modelo inglés (en Considérations, publicada en 1818 pero escrita hacia 1813).
- Conde d’Erfeuil, noble francés que representa la vanidad francesa y la potencia de sus ideas en Europa. Es un aristócrata honesto y bondadoso pero también vividor, frívolo, utilitarista, egoísta, vanidoso e ignorante, con un fondo de tradicionalismo; es una figura característica de los salones, un tipo que se siente superior en el extranjero simplemente porque habla un francés perfecto. Es, al cabo, un enemigo de la libertad de las mujeres que se rebelan contra las imposiciones sociales (Corinne 1, cap. III).
Oswald |
En el texto no faltan referencias políticas, como las
críticas de Oswald a los gobiernos italianos, la pobreza de los Estados de la
Iglesia, la miseria del medio rural romano y la ignorancia del pueblo. Donde
más se arriesga Germaine es al tratar cuestiones religiosas. Oswald es
protestante; Corinne, católica. En este terreno, Germaine habla más por boca de
Oswald, aunque Corinne intenta hacer comprender al protestante que en las
formas del culto católico hay un fondo profundo.
El tratamiento que Germaine hace de las cuestiones más
sensibles (política, religión, condición de la mujer), conlleva el descontento
de las autoridades. El descontento que produce la obra en Napoleón es
suficiente para paralizar cualquier amago de crítica positiva hacia esta obra
en la prensa. En este momento, la libertad de prensa había casi desaparecido y
la censura amenazaba a los autores que desafinaban respecto de las líneas
marcadas por el régimen imperial. Sólo en Le
Publiciste aparecen tres reseñas elogiosas, firmadas por D. D., que
Sainte-Beuve atribuye a Mlle de Meulan, o lo que es lo mismo, Mme Guizot.
En este punto se hace evidente la necesidad de contar
con un grupo de amigos o con buenas relaciones con el poder, para poder entrar
en el círculo literario dominante, que entonces estaba en posesión de
Chateaubriand y compañía. En eso no han cambiado mucho las cosas. Al parecer, el mismo Napoleon se animó a escribir una reseña sobre Corinne en el Moniteur, una reseña que Sainte-Beuve califica de amarga, pero que
dice no haberla encontrado en las hemerotecas, así que pide a los admiradores de la literatura napoleónica
del momento (estamos en 1835, y cita a Thiers, Hugo) que se
afanen en ello, aunque cree que no es necesario que los intelectuales se
dediquen a ponerle a Napoleon más coronas de las que le corresponden.
Bibliografía
- Germaine de Staël, Corinne ou l'Italie. Paris, Nicolle, 1807. Edición original, varios volúmenes, digitalizada, en este enlace al primer volumen. Hay una edición moderna, publicada por Gallimard, en 1985. En español hay una edición editada por Funambulista, 2011 (en este enlace).
- Beau de Loménie, E., Introduction à Lettres de Madame de Staël à Madame Récamier. Paris, Domat, 1952.
- Sainte-Beuve, Portraits de femmes. Paris, Gallimard, 1998. El texto relativo a Mme de Staël, escrito en 1835 (original publicado en Revue des Deux Mondes, 1 y 15 de mayo de 1835), está en las págs. 125 a 216 del volumen.
Información complementaria
- Necker de Saussure, Albertine, Notice sur le caractère et les écrits de Mme de Staël. París, Treuttel & Würtz, 1820. Edición digital en este enlace.
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