BURLANDO EL PRIMER EXILIO (1803)
A finales de 1802, Mme de Staël publicó una
nueva obra, Delphine, donde se proponía plasmar algunas ideas que venía
cavilando desde tiempo atrás y que llegó a desarrollar con mayor precisión más
tarde, en su Corinne.
Se refería en esta obra a la instintiva desconfianza que, según ella, los
hombres albergan hacia la inteligencia de las mujeres; también defendía el
divorcio y atacaba por ello a la religión católica. Era un ataque a la política
del Concordato. Bonaparte replicó a través de su prensa oficial, que criticó la
inmoralidad de la obra.
Es más, todavía sin atreverse a
prohibirle expresamente residir en París, y como en el momento de la
publicación de Delphine ella se
encontraba en Coppet, Bonaparte le hizo saber oficiosamente que era más sensato
y prudente para ella quedarse temporalmente allí.
Más tarde, a principios de
septiembre de 1803,
Mme de Staël tomó por su cuenta la decisión de regresar a pesar de la
prohibición de establecerse en París que se le había insinuado. Por previsión.
Se instaló en una villa del norte, en Maffliers, entre Luzarches, donde
Constant poseía propiedades adquiridas años atrás, y Saint-Brice, donde Mme
Récamier veraneaba.
Desde allí había dado diversos pasos para obtener el permiso de residencia que
se le iba a denegar. Había conseguido la ayuda de todo el mundo, incluso parece
que, por primera vez, la de Mme Récamier.
Pero así no había conseguido más que irritar
violentamente a Bonaparte. Recibió la prohibición expresa de residir a una
distancia de más de cuarenta leguas de París.
Tras un mes de reclamaciones e imploraciones se resignó, pero sin renunciar a
la lucha. De un día para otro se declaró abiertamente enemiga de Bonaparte.
Comenzó una nueva existencia de movimientos errantes que, llena de nuevos
brillos y ruidosas crisis sentimentales, se prolongó hasta el final del Imperio.
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