Esa primera verdad hallada, el cogito , Descartes la caracteriza como modelo y fundamento de la certeza: dado que la ha encontrado de forma clara y distinta, la claridad y la distinción se convertirán en el criterio general de verdad o de certeza para la filosofía cartesiana (en el inicio de Med . III, págs. 131-133). Inmediatamente establece que este criterio de verdad está sujeto a la posibilidad de error bajo el influjo del genio maligno, es decir, que algo puede parecerme claro y distinto y sin embargo ser falso. Esto significa que sólo puedo tomar como punto de partida cierto el hecho de pensar, el cogito , pero no los contenidos de ese pensamiento, por muy claros y distintos que me parezcan. Sólo puedo estar seguro de que poseo estados mentales, ideas, sensaciones, sentimientos, deseos y temores, que es cierto que veo un color azul si lo veo, e incluso si lo sueño, pero no puedo ir más allá de eso que aún forma parte de mi (idealismo subjetivo, solipsismo). Para ir más allá y
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