TOULMIN CONTRA KUHN
MODELO EVOLUTIVO DE TOULMIN
En su obra El entendimiento humano (1972), Toulmin formula su teoría sobre los cambios conceptuales en la historia de la ciencia, como alternativa al modelo revolucionario de Kuhn (La estructura de las revoluciones científicas, 1962).
Para Toulmin, estos cambios no son fruto de procesos
revolucionarios sino resultado de procesos evolutivos. La confrontación entre
paradigmas excluyentes, que es lo que se da en los procesos revolucionarios
postulados por Kuhn, deriva en una concepción relativista de los avances
científicos. El paradigma geocéntrico
constituye una serie de conceptos que son verdaderos dentro del marco del
geocentrismo, mientras que el paradigma heliocéntrico constituye sus propios
conceptos, verdaderos dentro de su propio marco. Cada uno contiene verdades
relativas a sí mismo, de manera que unas y otras no pueden compararse ni
desmentirse, sino que se excluyen porque no tiene nada en común, y sólo el
movimiento histórico las hace vigentes en el momento determinado de su
vigencia. La una no se puede comprender desde la otra, diría Kuhn (foto inferior).
Toulmin no acepta este relativismo, y en esto puede
remitirse a las propuestas de Popper (en El mito del marco común
(1958-1980, revisado en 1993; véase este enlace).
Toulmin propone un modelo evolutivo para explicar los cambios conceptuales en la
ciencia, basándose en la teoría darwinista: en el desarrollo de la ciencia se
activan dinámicas de innovación y selección. La innovación produce variaciones
en los conceptos, mientras que la selección tiene que ver con la vigencia de
los mismos, somete a prueba tales conceptos y condiciona su vigencia
(supervivencia y perpetuación), al ponerlos en competición con otros conceptos
postulados dentro del foro de la comunidad científica. Los conceptos más
profundos sobreviven y reemplazan a los conceptos anteriores, o sirven para
revisarlos y modificarlos. Es un proceso de evaluación y comparación, que pone
a prueba la capacidad explicativa de los conceptos en pugna.
En esto, Toulmin se distancia de Popper, que es más
bien un racionalista absoluto, pues no admite el paso de un paradigma a otro, ni
un proceso evolutivo, sino que sostiene que los conceptos son válidos o inválidos
con independencia de su contexto histórico o paradigmático, ya que contempla su
validez desde la perspectiva universalista de la racionalidad. Por ello propone
Popper la teoría de la falsación mecanismo de variación de la vigencia de los
conceptos científicos: una vez descartado un concepto, demostrada su invalidez
o su falsedad, es evidente que era falso y errado desde cualquier perspectiva
histórica (como ocurre sin duda alguna con el geocentrismo; véase este enlace).
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