EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO DE ANSELMO DE CANTERBURY

Anselmo de Canterbury (1033-1109) pertenece a la naciente Escolástica, pretende demostrar la fe por medio de la razón, y por ello se enfrenta al mayor y más ambicioso obstáculo que esta podría plantear: la existencia de Dios. Hay que entender que ni Anselmo ni nadie en esta época duda de la existencia de Dios, sólo se trata de mostrar que la razón sigue a la fe.


ARGUMENTO

Se puede leer en este enlace.

En primer lugar, Anselmo define aquello que es Dios: el ser más perfecto que puede pensarse, nada puede pensarse como más perfecto que Dios, aquello que reúne en el pensamiento, como concepto, todas las perfecciones posibles.

Entendemos que aquello que existe en la inteligencia, lo pensado, como concepto, podría no ser real, no existir fuera del pensamiento. Anselmo admite que hay una diferencia entre estar en la mente y estar en la realidad, en el mundo.

Pero si podemos pensar que ese concepto que está en la mente, está también en la realidad, entonces pensamos en un objeto más perfecto que el meramente pensado, y así es el más perfecto que podemos pensar. El concepto pensado en la mente no es más perfecto que el que puede pensarse como existente fuera de la mente, por tanto, este es el auténtico concepto de Dios, el que existe fuera de la mente.

Por tanto, ese ser que entendemos que es el más perfecto que puede pensarse, que reside en la inteligencia, reside también fuera de ella, en la realidad, pues, en caso contrario, siempre podríamos pensar un ser más perfecto que el que sólo reside en nuestra mente.

Así que ese ser es Dios, que reside en nuestra mente y fuera de ella. 


COMENTARIOS

Este argumento es de corte aristotélico, ya en Aristóteles se encuentran antecedentes del mismo, así como en los comentarios de Al-Farabí y Avicena.

El argumento se basa en la idea de Dios como ser necesario, cuya esencia implica existencia. Recuérdese que, para Aristóteles, la esencia de una sustancia es aquello por lo cual dicha sustancia es lo que es y no otra cosa.

Por otro lado, hay que tener en cuenta qué significa entender un concepto: entender no significa imaginar; de hecho, no podemos imaginar a Dios. Se puede tener el concepto de algo sin llegar a imaginarlo, por ejemplo, un cuadrado redondo. Se trata de un concepto contradictorio que no puedo imaginar pero sí entender, y lo entiendo dado que advierto que es una contradicción.

Entender el concepto de Dios implica, además de entender que ese concepto existe en la mente, por el hecho mismo de que se entiende, comprender que existe también en la realidad. Para Anselmo, el concepto de Dios implica existencia por necesidad. Decir que Dios existe es como decir que un triángulo es un polígono de tres lados, del mismo modo que decir Dios no existe es como decir que hay un cuadrado redondo.

La existencia es considerada por Anselmo como un predicado de un juicio analítico a priori.


LA RÉPLICA DE GAUNILO Y LA RESPUESTA DE ANSELMO

El argumento ontológico es criticado por el ingenioso monje Gaunilo, quien afirma que poseer el concepto de isla más perfecta no implica que esta exista, o que de ese concepto se pueda inferir que exista por necesidad. ¿Cómo puede Anselmo inferir de un concepto su existencia?

Anselmo responde diciendo que el concepto de ser mayor del cual nada puede pensarse se refiere a algo que no solo existe de hecho, sino que necesariamente debe existir. Es inconcebible que no exista, como es inconcebible la existencia de un cuadrado redondo. Pero pensar que una isla perfecta no existe no es una contradicción lógica, no es lo mismo hablar de Dios que de islas, puesto que al entender el concepto de Dios debemos incluir la perfección, cosa que no pasa en el concepto de isla o de cualquier cosa. La isla perfecta puede tener determinadas propiedades, pero si existe o no es una cuestión de hecho, una contingencia que se da o no se da.

Para Anselmo hay tres tipos de conceptos:

·         Aquellos cuya no existencia es una imposibilidad lógica: Dios.

·         Aquellos cuya no existencia es una posibilidad lógica: isla perfecta.

·         Aquellos cuya no existencia es una necesidad lógica: cuadrado redondo.


INFLUENCIAS POSTERIORES

El argumento ontológico es uno de los intentos más interesante para probar la existencia de Dios, y uno de los que mejor ha resistido las críticas posteriores, teniendo en cuenta que sólo Hume y Kant, 700 años después, dieron en su punto flaco.

Tomás de Aquino lo rechazó pero no pudo aportar ninguna crítica sugerente, salvo otras pruebas de la existencia de Dios, de corte más aristotélico, las Cinco Vías (véase este enlace).

En el siglo XVII, Descartes utilizó el argumento de Anselmo, junto a otros dos (el cosmológico y el antropológico), para sostener el esqueleto de su metafísica geométrica (véase este enlace).

Sólo Kant consiguió demostrar el error de Anselmo (aunque tal cosa fue insinuada antes por Hume). Su crítica se basa en la cuestión de la existencia como predicado: no tiene sentido afirmar de algo que exista por necesidad, pues el concepto de necesidad lógica sólo se puede aplicar a proposiciones, no a entidades. Pero es menos coherente aún afirmar que la existencia es una perfección, algo predicable. La perfección depende de las propiedades del concepto, no de su existencia. La existencia no es una propiedad como las otras, como la omnisciencia, por ejemplo, que es una de las perfecciones de Dios (del concepto de Dios). De hecho, el Dios sin existencia es tan perfecto como el Dios existente.

Russell fue más allá de la crítica kantiana: la existencia no es ni siquiera una propiedad. Decir que un objeto existe significa que ese concepto se encentra ejemplificado en el mundo empírico, de manera que la existencia no es en sí algo añadido, una perfección, a los conceptos que están ejemplificados. Además, el concepto de Dios, ¿tiene ejemplos en el mundo empírico?


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