ANTES DE LA REVOLUCIÓN
CONDICIONES DEL CLERO FRANCÉS
ANTES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Compuesto de unas 120.000 personas. Una parte del clero ostenta
privilegios sociales, económicos y políticos similares a la nobleza: obispos,
abades y canónicos. Por otro lado, la mayoría del bajo clero pertenece por
ascendencia al Tercer Estado.
El clero regular (sacerdotes, monjas y monjes ordenados) asciende a
unos 65.000 miembros. Como ocurre con los otros órdenes, no es un grupo
uniforme, sino que sufre divisiones internas, derivadas del origen y funciones
de los clérigos:
- Alto clero: obispos, abades y canónigos. Se
reclutan entre la nobleza y gozan de los privilegios de su clase. En 1789,
todos los obispos franceses (son 139) son de origen noble. Su nivel de vida y
dispendio era el equivalente al de los nobles laicos. Muchos viven en la Corte
y se despreocupan de su diócesis.
- Bajo clero: curas y vicarios. Viven en condiciones diversas, según la ubicación de su parroquia. Cada vez quedan a mayor distancia social y económica de sus superiores, porque son estos quienes acaparan la mayor parte del diezmo. Los parroquianos ingresan el producto de la limosna y las rentas correspondientes a su presbiterio. Además, algunos curas cuentan con la fortuna familiar, que les ha permitido comprar el título clerical exigido para ordenarse. Los vicarios viven con mayor modestia, careciendo de ingresos estables.
Alto y bajo clero |
Nobleza y alto clero, unidos contra el Tercer Estado |
El clero disfruta de privilegios políticos, judiciales y fiscales. Su poder económico deriva de sus propiedades agrícolas y urbanas, así
como del diezmo (dîme). Las propiedades del clero son numerosas, así
como sus ingresos:
- Urbanas: inmuebles en villas y ciudades, que alquila y le generan unas rentas regulares sujetas también a la progresiva revalorización que produce la inflación durante el siglo XVIII. Es una de sus principales fuentes de ingresos. Algunas de estas propiedades están asociadas a conventos (terrenos e inmuebles adjuntos).
- Rurales. Es difícil estimar el conjunto de propiedades rurales del clero francés. Incluso la estimación de sus ingresos es aproximada: la cifra que Necker proporciona se considera la más cercana a la realidad: unos 130 millones de libras anuales. Las propiedades eclesiásticas están generalmente parceladas, hay granjas aisladas de bajo rendimiento y están mal gestionadas. Los rendimientos varían mucho de una región a otra.
- En cuanto al diezmo, que se aplica incluso sobre las tierras de la nobleza, se calcula que rentaba entre 100 y 120 millones de libras anuales, fruto sobre todo de la reventa de esta parte de las cosechas ajenas, que procuró beneficios también derivados del alza de los precios agrícolas.
El clero se halla exento del pago de impuestos, salvo lo que se llama don
gratuit, es decir, una cantidad que el clero mismo estipula
voluntariamente, como contribución al Estado. Supone una cantidad ínfima en
relación a sus rentas: unos 3,5 millones de libras al año.
A finales del siglo XVIII, el clero sufrió un enorme desprestigio
social: corrupción interna en todos los niveles, conducta desordenada,
relajamiento de la disciplina, sobre todo en las comunidades masculinas. Por
otro lado, algunos clérigos leen a los filósofos ilustrados y se dejan
arrastrar por sus ideas. De ellos saldrán los partidarios del régimen civil del
clero durante la Revolución.
Por otro lado, el bajo clero, que operaba en medio del pueblo llano,
estaba en contacto directo con las dificultades de éste e incluso las compartía.
Fueron los curas del Delfinado,
sensibilizados por la pobreza de sus feligreses quienes provocaron las primeras
protestas internes en el clero durante los Estados Generales. Las dificultades
materiales de estos clérigos les llevaron a plantear reivindicaciones temporales,
ligando la suerte del bajo claro a la del Tercer Estado.
FUENTE: Soboul, La Révolution française. Paris, Gallimard, 1996 (págs. 59-66).
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