LAS MEDITACIONES METAFÍSICAS DE DESCARTES (1641)
Renati Des-Cartes Meditationes de prima philosophia in qua Dei
existentia et animae inmortalitas demonstrantur. Parisis, apud Michaelem Soly, via Jacobea, sub
signo Phoenicis MDCXLI. Cum privilegio et Approbatione Doctorum.
La primera edición aparece en París, en 1641, escrita originalmente en latín y
dedicada a los doctores y decanos de la facultad de Teología de la Sorbona.
Esta dedicatoria es importante, porque en ella aparecen seis de las objeciones
que Mersenne ya había formulado al autor, antes de la impresión del texto, y
que Descartes aprovecha aquí para responder. Se trata sin duda de una
dedicatoria planificada para conseguir la aprobación de las autoridades
eclesiásticas, que no se consiguió aunque así consta en la portada de la
edición de 1741.
Comienza esta
dedicatoria aduciendo que en su obra plantea la demostración de la existencia
de Dios y la separación entre el alma y el cuerpo mediante razones filosóficas,
no teológicas, con la intención de convencer a los incrédulos con razones de
peso, sin recurrir a la fe ni a la gracia divina, que a los incrédulos no les
afecta. Se trata del típico argumento de la filosofía para defenderse de los
posibles ataques desde la teología, más fuerte porque está aliada con el poder
político. Descartes intenta alejar así toda posible sospecha, mostrando
argumentos oficiales próximos a sus propios argumentos filosóficos, para así
hacer visible que no se separa de las Escrituras y se mantiene fiel a las
prescripciones de la Iglesia. No hay duda de que tras esta dedicatoria está la
reciente condena contra Galileo (en 1633).
En esta
dedicatoria se adelanta a posibles obstáculos, advierte que algunas personas no
van a entender todos sus argumentos, a causa de los prejuicios que abundan
contra la filosofía. Y finalmente pide la aprobación de la Sorbona para este
libro, ofreciéndose a corregir todo lo que le señalen, considerando que esta
aprobación dará credibilidad a sus argumentos cuando sean leídos por los ateos.
No hay
duda, estamos ante una dedicatoria preventiva, acorde con la necesidad de
agradar a unas autoridades eclesiásticas que conocen perfectamente los
desórdenes que la duda puede producir en los espíritus. Así acaba la
dedicatoria, paradójicamente, ya que en este libro se expresan con meridiana
claridad los beneficios filosóficos de la duda.
A la
dedicatoria siguen un prólogo y un resumen del contenido de las seis
meditaciones siguiente. En el prólogo hace referencia a que en el Discurso,
publicado cuatro años antes, trató las cuestiones de Dios y el alma de forma
superficial, lo que obligaba a una discusión más profunda una vez establecido
el método adecuado para ello. Menciona también que la razón de haber escrito
las Meditaciones en latín, y no en francés, responde precisamente a que
se trata de un texto más erudito y dirigido a eruditos, ya que no debe estar al
alcance de los no doctos.
Hay una
segunda edición de las Meditaciones en 1642, impresa en Amsterdam,
incluyendo las séptimas objeciones, obra de Bourdin. Hay una variación
en el título: Meditaciones sobre la filosofía que prueban la existencia de
Dios y la distinción entre el alma y el cuerpo del hombre.
En 1647
aparece la traducción al francés, obra del duque de Luynes. Recoge un conjunto
de siete objeciones, cuyos autores fueron: las primeras, de Catero (¿?);
segundas y sextas, de Mersenne; terceras, de Hobbes; cuartas, de Arnauld;
quintas, de Gassendi; y séptimas, de Bourdin. Las objeciones y las respuestas
son traducidas por Clerselier, y la edición fue revisada por el propio
Descartes. Es aquí donde por primera vez se usa el título de Meditaciones
metafísicas.
En
particular, las Segundas Objeciones, de Mersenne, contienen siete partes, en
las cuales aborda problemas clave de la formulación cartesiana: la distinción
entre mente y naturaleza, la crítica a los argumentos sobre la existencia de
Dios, la circularidad del sistema cartesiano, el problema de Dios como garantía
del conocimiento humano, la crítica a los criterios de claridad y distinción, y
la crítica al olvido cartesiano del tema de la inmortalidad humana, siendo que
se anuncia al principio las Meditaciones en su edición latina.
Estructura.
La estructura de las Meditaciones sigue linealmente el desarrollo de la
filosofía cartesiana:
1ª
meditación: la duda metódica.
2ª
meditación: el cogito y la res cogitans.
3ª
meditación: la existencia de Dios.
4ª meditación:
el criterio de verdad.
5ª
meditación: esencia de las cosas materiales y argumento ontológico.
6ª meditación: se
demuestra la existencia de las cosas materiales y se señala la diferencia entre
cuerpo y alma.
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