DESCARTES Y EL PROBLEMA DEL ARGUMENTO COSMOLÓGICO (o gnoseológico)
Sobre el argumento cosmológico, Mersenne lanza una objeción importante: que la idea del ser más perfecto que pueda pensarse no es lo mismo que el ser más perfecto que pueda existir, pero Descartes los confunde, mezcla los planos lógico y ontológico sin advertirlo ni advertirlo a los demás.
Así, al decir que el sujeto (imperfecto) no puede ser la causa de la idea de Dios en su mente, porque esa idease refiere a la perfección suprema, Descartes ya está presuponiendo, dice Mersenne, que la idea existe como cosa.
De hecho, el mismo Descartes se destapa en el prólogo a la Meditaciones, cuando reconoce que podemos concebir la idea de Dios porque es imperfecta, mientras que a Dios como cosa no lo podemos concebir porque es infinitamente perfecto y por tanto inabarcable.
De modo que ya hay un reconocimiento previo en Descartes de que la idea de una cosa perfecta y la cosa perfecta son entidades diferentes. De modo que la idea de perfección suprema no tiene que ser ella misma perfecta, en tanto que idea, y por ello puede ser concebida por un ser imperfecto, el yo. La perfección suprema no es una cualidad de la idea, sino de la cosa a la que se refiere, exista o no.
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